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Goethe en Dachau

Goethe en Dachau es el diario que escribió el periodista Nico Rost durante su internamiento en ese campo nazi. Queremos publicarlo por primera vez en castellano con el prólogo original de Anna Seghers. Una parte de los beneficios se donarán a la Fundación Internacional de Dachau.

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Queremos publicar la primera traducción del diario que el periodista Nico Rost logró llevar a cabo durante su internamiento en el campo de concentración nazi de Dachau.

El autor

Nico Rost nació en los Países Bajos en 1896. Entre los años 1923 y 1933 vivió en Berlín, donde desarrolló su carrera como escritor, periodista y traductor. En febrero de 1933, cuando Hitler aún no había cumplido un mes como Canciller, fue encarcelado en el campo de concentración de Oranienburg, una de las primeras instalaciones de detención nazi ubicada en una fábrica abandonada. Allí permaneció tres semanas. A su salida, Rost se instaló en Bruselas. Cuando estalló la Guerra Civil Española, viajó a España para alinearse con el bando republicano. Al acabar la contienda, regresó a Bélgica. Nico Rost trabajó a partir de entonces con varios seudónimos pero eso no le libró de la persecución nazi. En 1942 fue arrestado y encarcelado en la prisión de Scheveningen, de allí fue trasladado a Vught y finalmente al campo de concentración de Dachau, de donde no salió hasta la liberación.

¿Goethe en Dachau?

Rost entró en Dachau con un absceso en la pierna por lo que ingresó directamente en la enfermería. Allí leyó a Goethe, los hermanos Friedrich y August von Schlegel, Hölderlin y Schopenhauer. También a Rousseau, Silvio Pellico, Franz Grillparzer, August Strindberg y Jean Racine. Habló con el senador belga Herman Bernard Wiardi Beckman, el publicista Gijs van Munster y los príncipes Federico Leopoldo de Prusia y Javier de Borbón-Parma.

Goethe en Dachau es un diario pero esta obra de Nico Rost es un rara avis de lo que conocemos como literatura concentracionaria en tanto que se centra en recoger discusiones o reflexiones filosóficas, literarias y políticas dadas entre los deportados convirtiéndose en ejemplo de que incluso en el infierno más absurdo, la cultura, el pensamiento y la razón pueden no sólo sobrevivir sino convertirse en un arma de superviviencia.

Si a estas alturas te estás preguntando cómo fue posible mantener cierto nivel de vida intelectual, quizá te gustaría saber que Dachau dispuso de biblioteca. Entre 1933 y 1945 llegó a sumar 13.000 volumenes pero hoy se conservan menos de cincuenta.

¿Qué tiene que ver todo esto con nosotros?

Mucho. El campo de concentración de Dachau fue el primero del sistema concentracionario nazi y allí fueron a parar la mayor parte de los opositores políticos, intelectuales, líderes religiosos y, ya hacia el final de la guerra, numerosos miembros de la Resistencia.

La enorme implicación de los españoles exiliados en dicha Resistencia provocó que muchos acabaran siendo capturados por la Gestapo y trasladados a Dachau. Tanto es así que Dachau fue el segundo campo con mayor concentración de reos españoles superando los 600.

Por todo eso, esta primera edición en castellano contará con un epílogo de Rosa Toran, doctora en Historia y Secretaría de archivos y publicaciones de la Amical Mauthausen y otros campos y de todas las víctimas del nazismo en España. Con su texto, conoceremos mejor el campo de concentración nazi en que más prisioneros españoles hubo después del de Mauthausen.

El prólogo será el que escribió para la edición original Anna Seghers.

¡Tú eliges la portada del libro!

Aportas 1€ a la categoría de tu imagen preferida y automáticamente sumas un voto para que esa sea la elegida como portada. Es decir, la fotografía que al final de la campaña tenga más mecenas, será la portada de la primera edición en castellano de Goethe en Dachau.

¡EXTRA!

Fruto de lecturas, museos, poemas rescatados ante las cámaras de gas, fotografías y la eterna duda sobre la culpa del lenguaje, surgen estas dos láminas 13X18.

La serie limitada a 25 ejemplares irá numerada y firmada por su autora, Marta Martínez Carro.

En la imagen superior se lee Verboten, Arrest, Gaskammer y Krematorium (estos tres últimos extraídos de los carteles de Mauthausen) sobre la montaña de gafas encontrada en Auschwitz en su liberación.

En la imagen inferior se funden el rostro de una de las cientos de miles de personas que perdieron la vida en Auschwitz y el camino que conducía al crematorio. Sobre ellos, dos versos de los tres poemas que una deportada logró entregar justo antes de ser asesinada: "Preferiría morir como un cobarde / que tener sangre en mis manos".

ePub

El libro en formato electrónico sólo estará disponible durante esta campaña.

Libro

Como el resto de nuestros libros, será una edición rústica con solapas, cosida y con guardas rojas.

Durante esta campaña el libro cuesta 2€ menos. Su precio en librerías será de 22€.

Marcapáginas

Este es el diseño del anverso y el reverso del marcapáginas que ocupará en tu mundo 2,5 centímetros de ancho y 7 de alto.

Calendario de 1945

Ahora es cuando tú dices: ¿y para qué quiero yo un calendario de 1945? A priori suena bastante absurdo, ciertamente, pero un buen día nos dimos cuenta de que si hubiéramos guardado todos los calendarios de 1945 no necesitaríamos calendarios nuevos para el próximo 2018 y nos pareció muy necesario celebrar la coincidencia haciendo calendarios viejos pero nuevos o nuevos pero viejos.

Son de bolsillo para que puedas sacar el tema cuando no tengas otro absurdo del que hablar. El diseño es un homenaje a la portada de la primera edición alemana.

Bolsa Rara

La preciosa caligrafía es de Kalligraphink que es tan raro como nosotros.

Las fotografías

Las tres fotografías correspondientes a las aportaciones de 60€ y la serie de 3 de 100€ son las que siguen y su tamaño será de 30X40.

Foto A: Auschwitz (2010)

Foto M: Mauthausen (2010)

Foto T: Terezín (2013)

Resumiendo

Por si todas estas opciones fueran pocas, nos gustaría que contemplaras la posibilidad de aprovechar esta ocasión para, además de mecenar este proyecto, hacerte socio de ContraEscritura

Nuestra editorial cuenta con cinco categorías de socio (Trampantojo, Suspensivo, Pluscuamperfecto, Virgulilla y Retruécano).

Mireia se asoció a ContraEscritura “para apoyar con hechos al talento joven, emprendedor, visionario y ético.” Y ahora volvería a hacerlo porque “las ediciones de los libros son preciosas, con unas portadas que me enamoran. Y te miman en cada clic, en cada mensaje, en cada regalo sorpresa, en cada presentación.”

Alberto nos encontró por casualidad, dice que “desde un principio te das cuenta de que es un proyecto diferente, lo que no sabes es que se va a colar bajo tu piel y terminará siendo parte de ti porque son la esencia de la literatura, la búsqueda de proyectos apasionantes, el cuidado de los pequeños detalles, el mimo hacia sus socios."

Raúl asegura que “tener noticias de ContraEscritura es siempre una bocanada de aire fresco y originalidad porque no se dejan arrastrar por la convencionalidad y lo demuestran en cada uno de sus maravillosos libros.”

Goethe en Dachau + Asociarte a ContraEscritura

Pack Total Contra

Si ahora mismo sientes un incalculable amor hacia ContraEscritura, tenemos tu pack: Goethe en Dachau, Socio Virgulilla, los tres libros de nuestro catálogo (Ensayos del dolor propio, Saliva y Una silla para la soledad) y una Bolsa Rara para guardarlo todo.

Necesitamos el dinero porque nuestra editorial aún no puede asumir los costes de una publicación de estas características. Con tu ayuda pretendemos cubrir los gastos de traducción, edición y maquetación así como la impresión de 500 ejemplares.

Además, y siguiendo los expresos deseos de los descendientes de Rost, parte de los beneficios se donarán a la Fundación Internacional de Dachau.

Los gastos de envío a España están incluidos. Si necesitas que enviemos tu libro y recompensas fuera de España, deberás completar tu aportación con la opción de 5€.

La intención es que el libro esté listo en abril. Si lo estuviera antes, te daríamos una bonita sorpresa de inicio de primavera.

ContraEscritura nació en Madrid en 2012 como una web en la que escritores, poetas, artistas plásticos, fotógrafos y demás seres creativos, publicaban sus creaciones sin más vocación que la de mostrarse al mundo y criticarse unos a otros.

Aunque existe la duda razonable de si una web tiene capacidad de crecimiento, lo cierto es que aquella lo hizo hasta consolidar un núcleo duro que compartía las tareas de decisión y gestión de los muchos colaboradores que llamaban a las puertas del proyecto.

Para celebrarse, en marzo de 2014, los nucleares organizaron su primer acto no virtual: un recital. Temblaron antes, durante y después pero repitieron la hazaña en septiembre. Lo hicieron para despedirse porque andaban soñando distinto. Prometieron volver.

Cuatro meses más tarde, en enero de 2015, renació como editorial con corazón en Barcelona y latidos en medio mundo.

Dirige este precioso imposible Marta Martínez Carro, periodista retirada a mejores letras y resiliente practicante.

No sabemos mucho más acerca de lo que somos lo cual nos ofrece múltiples opciones a corto, medio y largo plazo.

Puedes conocernos y vigilarnos de cerca en: ContraEscritura, ContraTwitter, ContraFacebook, ContraInstagram

¿Quieres ayudarnos a difundir?

Hemos hecho este póster para que nos ayudes a difundir esta campaña tanto en las redes sociales como en ese mundo nada virtual en el que las personas pasean y toman café.

Nosotros vamos a llevarlo a bibliotecas, asociaciones culturales, universidades,... pero nuestros brazos no llegarán a todos lados así que ¿nos prestas los tuyos?

Preguntas frecuentes

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4 comentarios

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  • ContraEscritura

    ContraEscritura
    Autor/a

    más de 8 años

    Buenos días, Chema. Gracias por interesarte por el proyecto. Es fantástico que conozcas a Nico Rost, no son muchos los que lo conocen en nuestro país.

    La traducción del libro la está llevando a cabo Núria Molines Galarza. Si tienes alguna pregunta concreta sobre ella o su trabajo puedes contactarla en su perfil de twitter (@vintagenuria).

    Sobre la extensión del libro, lamentablemente no podemos darte una paginación exacta dado que aún estamos en proceso de edición y maquetación y el epílogo no estará listo hasta finales de febrero. Podemos decirte, eso sí, que la edición original de 1948 cuenta con 313 páginas por lo que siempre será superior a eso.

    Esperamos haberte sido de ayuda.

  • Chema

    Chema

    más de 8 años

    Hola, conozco a Nico Rost porque a él se debe una estupenda semblanza de Carl Einstein, otro que tal. Sin embargo, hay detalles de importancia que se omiten en vuestro proyecto. ¿Quién realiza la traducción? ¿Cuál es la extensión del libro? Un saludo

  • ContraEscritura

    ContraEscritura
    Autor/a

    más de 8 años

    Hola, Luis. Ante todo, gracias por interesarte por el proyecto.

    Nuestro calendario de trabajo contempla que el libro esté listo en el mes de abril.

    Por otro lado, sí, si quieres el libro y las láminas debes hacer dos aportaciones porque es una categoría no acumulativa que hemos sumado para estos últimos días de campaña.
    ¡Un abrazo!

  • Luis

    Luis

    más de 8 años

    Hola, me gustaría saber cuál es el calendario previsto para que el libro esté preparado. Por otra parte, si quiero libro y las dos láminas tengo que aportar por separado, ¿verdad? Un saludo muy cordial y muchas gracias.

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#07 / 29 días y 500 libros

El lunes volví a casa. Fue algo extraño reencontrarme con mis libros, mi sofá y mi despacho después de pasar 29 días fuera de casa presentando “Goethe en Dachau”. No parecían celosos ni yo cansada.

En ese casi mes son pocos los momentos en que no he estado con Núria que es traductora aunque eso es lo último que yo escribiría en su currículum. Juntas hemos subido a 4 aviones, 2 trenes de alta velocidad y conducido 5133 kilómetros. Hemos estado en 14 ciudades, en 14 librerías y hemos contado en 15 presentaciones de 15 maneras distintas que efectivamente Goethe no estuvo en Dachau. Hemos viajado a Alemania por 3 razones.

Pero todo eso son números. Lo importante es que al llegar a Valencia supe al instante que Núria era una victoria en mi vida y que Guille, Dani y Natalia disponen de la bella inteligencia que supone saber reírse hasta de uno mismo. Ojalá nunca se les agote la energía. Lo importante es que aprendí al final a reconvertir la cama en sofá sin despertarlos a todos. Y que hay alumnos en las universidades capaces de tener la boca abierta durante dos horas ante una historia de la Historia que les está alucinando.

Lo importante es que al llegar a Alicante descubrí a dos chicas que habían montado una librería con un fondo que hablaba tanto y tan bien de ellas que cabían pocas preguntas. Además, una de ellas tenía un tatuaje idéntico al mío, en el mismo lugar pero ligeramente más pequeño, aún estoy pensando en ello. Aquella tarde entre el público estaba Ralph que también es nuevo en esto de hacer libros y de partirse los cuernos por nuevas voces. Ese día y como siempre, Gonzalo llegó tarde, pero, como siempre, llegó. Cenamos con él y su amor al ridículo. Gonzalo me preparó una noche con vistas al mar y al silencio así que no desayuné.

En Granada descubrí varias cosas. La primera es que puede resultar más fácil beberse una Alhambra que verla (ni de lejos, oigan). La segunda, que Antonio es una de esas personas brillantes con las botas llenas de barro, de esas que este país debería intentar amarrar muy, muy fuerte. Es el mejor arqueólogo que conozco aunque no conozco a ningún otro, claro. La tercera es que Maje es un regalo y que además vino con dos regalos: una taza y su compañía en buena parte del camino. Cargó maletas, bultos y bolsas para que yo no tuviera que hacerlo. También se encargó de que la música nos cambiara un poco por el sur. También en Granada descubrí que una presentación puede mutar a tertulia, a un tú a tú entusiástico, a la luz de unos pocos flexos improvisados por una librera que en plena mudanza hizo volteretas para que pudiéramos confluir todos en el espacio y en el tiempo.

Entre Granada y Sevilla descubrí que hay un pueblo que se llama Humilladero. Fue el primero de los muchos nombres que pensé que hay que cambiar porque tenemos palabras mejores.

En Sevilla, La Extravagante me abrió sus brazos aunque no presentáramos allí sino justo al otro lado de la alameda, en el patio de un café para viajeros sedentarios. Allí encontré mecenas que habían traído a toda su familia consigo, a personas que esperaron largo rato para retenerme un segundo a solas y poder decirme con lágrimas en los ojos que “no sé mucho español pero quiero agradecer todo lo que has dicho y por el libro”. En Sevilla, cabe decir, yo fui la primera en llorar. Lloré porque durante un año entero he buscado y rebuscado a Alfredo y no lo he encontrado. Creo que no lloré tanto por el fracaso de no lograrlo como por recordar la cantidad de listas de vivos, muertos, números, transportados y desaparecidos que tuve que afrontar durante ese año sin olvidar que eran personas, seres humanos que un día tuvieron una vida como la mía, como la tuya. Voy a seguir buscándole porque merece que alguien recuerde, por lo menos, su apellido.

Cuando llegué a Madrid me dejé caer en los brazos de Rafa porque sabe dar abrazos de los que duran lo suficiente como para saber si eres feliz o necesitas contarte alguna verdad a ti mismo. Miren fue cómplice en mi robo del cartel del acto, el único distinto, que ellos habían encargado a Ibai, un maestro del lenguaje sin palabras. Llenaron las sillas muchas personas nuevas, muchos mecenas pero sobre todo mis siempre: Jose, Alberto, Sara, Vicente… Estaba Aitor al final, de pie, ofreciéndome su mirada tranquila. Nunca acabaré de entender qué he hecho yo para merecer tanto en y de Madrid.

De camino a Urueña me topé con varios sueños hechos realidad: infinitos campos de amapolas y gentes que lo colman todo, caminar a oscuras, carcajeante y achispada por una muralla del siglo XI. En ese instante entendí las estrellas que me pierdo cada noche. Recordaré siempre el cuidado de ese alguien que casi no te conoce pero trajo leche caliente y miel a Núria que andaba resfriándose y dormir en una librería. ¡DORMIR EN UNA LIBRERÍA! Más bien fue trasnochar en una librería sabiendo que al día siguiente debía conducir hasta Navarra. Me senté en el suelo de madera en pijama a leer y cambié de título a cada poco, fui probando con esa pena anticipada del niño que visita una juguetería sabiendo que no hay dinero ni brazos para llevárselo todo, acaricié tooooodos los lomos de toooodos los libros. Elegí dos y los coloqué sobre el mostrador como convirtiéndome en mis propios reyes magos. Uno andaba años buscándolo. No me dejaron pagarlos así que mis reyes fueron otros.

Pamplona fue saber que hay un lugar en el mundo en que en un mismo día puede diluviar y salir el sol hasta en cuatro ocasiones. Paró el agua quince minutos antes de que empezáramos a contar que, como bien saben en Deborah Libros, hubo muchos, muchísimos españoles en Dachau. También franceses, curas, judíos, p e r s o n a s.

Pamplona fue aprender que hay libreros en la calle mayor que invitan a rondas moscovitas y que quieren conocerte y confeccionar azarosamente portadas de discos por las calles de adoquín y reivindicación. Edu entendió como nadie eso que cuenta Nico de que sólo hay un “ellos” y un nosotros y que cuantos más seamos, antes venceremos.

Pamplona fue Raúl conduciendo para evitármelo, las toallas azules de la última vez, la tarde en el sofá y las cartas que le escribo pero cara a cara. Pamplona fue Ana y su fuerza contagiosa, la guía perfecta por lo desconocido y la radicalidad necesaria para plagiar el sabor de mi helado sin despeinarse lo más mínimo.

A Zaragoza llegamos más temprano de lo que creí así que decidí perderme y dar varias vueltas en dos rotondas por aquello de que no dijeran que no hacía turismo. Pasado el Ebro, no supe entender por qué las librerías que portan sueños no están en las calles más grandes de las ciudades. Su luz bien lo merecen y su lucha por los libros que de verdad importan también. Las sillas de aquella presentación fueron blancas, de madera y a mí me dio la sensación de que todos nos estábamos aguantando las ganas de conocer a Nico y darle un abrazo. Una silla la ocupó Ángel, nuestro ángel, aquel que la casualidad convirtió en el mecenas con el que alcanzamos el objetivo de verkami para hacer este libro realidad. Creo que va a ser de los nuestros mucho tiempo.

Barcelona fue un perfecto desastre. Fue desastre porque empezamos muy tarde, muchísimo. Por primera vez mi abuelo, con quien ya de pequeña hablaba de Historia (pero bajito) y mi abuela (que no iba a entender nada) asistían a una presentación de un libro en parte fruto de mi trabajo.

Fue perfecto porque estaba Laia, a la que pude amenazar con tener que pintarnos nuevas portadas a mano, estuvo el primer socio de ContraEscritura de cuyo nombre seguro que no quiere que me acuerde, mi hermana llorando y Xavi que nunca falla, estuvo David que fue el único que advirtió mi cansancio (no en el cuerpo ni en los ojos sino en la mirada), se preocupó pero contra todos los pronósticos familiares y médicos, aguanté 29 días.

Fue perfecto porque corriendo por el barrio de Gràcia me encontré por casualidad con Carlos, de Vallecas, que también tenía prisa pero se desvió para saludar. Carlos me traía un libro que llevaba cargando varios meses en su maleta dada nuestra habilidad para estar en ciudades pocos coincidentes. Cuando logramos vernos tomamos café, hablamos de lo raros que somos y Literatura de esa que no sabe de novedades ni fechas de guardar. Siempre me enseña mucho. Esta vez no hubo café pero hizo que aquella tarde tuviera algo de extraordinario.

A la presentación de Palma de Mallorca no vino nadie pero volveremos cuando no haga tanta playa ni tanta feria del libro ni tanta terraza. Marina sigue creyendo en el libro así que estoy tranquila. Al acto fui con mis primos de siete y once años. Íbamos los cuatro juntos con las uñas recién pintadas y dun pacto inquebrantable: venían a la presentación, se portarían bien y les compraría un libro a cada uno y cenaríamos pizza o venían a la presentación, se portarían mal y no habría ni libro ni pizza. Yo quería que asistieran porque era la mejor manera de explicar que el libro de “Goethe en Dachau” es gracioso, inteligente, sabio, reflexivo y demostrar que un niño entiende todo bien si se le explica bien. Volvimos a casa en taxi. El pequeño nunca había subido a uno y opinó que “es un invento realmente fabuloso” lo que hizo que el conductor se desternillara ya al principio de su noche. Hubo libros y hubo pizzas.

Luego llegaron Plasencia, Salamanca y Segovia, los Conspiradores de la pólvora, esos a quien han premiado merecidamente por fomentar la lectura. Lo suyo no son librerías, son oasis. En esas tres paradas hubo muchas preguntas, alguna impertinencia que soporté estoicamente y un librero que nos debe una cerveza porque ese día su madre quería darle un beso en cuanto bajara la persiana. Hubo cava a la sombra de un acueducto y personas que querían hablar y hablar y seguir hablando sobre Nico Rost y Dachau, querían exprimirnos y es imposible resistirse a eso. Gracias, polvorines, por lograr cuadrar nuestros destinos.

Llegamos a Madrid a las once de la noche y en el parking del hotel seguí bailando la rumba que veníamos escuchando en el coche. Me repetía una y otra vez su frase final “¿cómo no te va a querer?¿cómo no te va a querer?” y los del hotel debieron pensar que estaba loca pero eso suele pasarle a la gente que no entiende bien lo que es la felicidad.

Al día siguiente llegamos a Múnich dispuestas a reunirnos con quienes nos habían puesto muy difícil este libro. Pagué el café y clavé el ipad ante un alemán entusiasmado con nuestro futuro y con conocernos en persona.

El recepcionista del hostel cambió nuestras dos camas en una habitación de doce personas por una habitación doble y entonces importó poco la lluvia.

El 10 de junio, 854 meses después de que Nico Rost empezara a escribir su diario, subí al S2 que me llevaría a Dachau. Núria iba a mi lado pero a un campo de concentración siempre se viaja solo. Ya en el tren empecé a llorar, era un llanto incrédulo. Catorce meses después repetía el recorrido pero esta vez sabiendo que allí, ahora sí, me esperaba un libro en español. Había muchos ejemplares y una nueva etiqueta en la estantería: “libros en español”. Compré mi propio libro.

Los turistas pasaban a través de la puerta y su Arbeit Macht Frei forjado a sangre y tifus, la abrían y cerraban para dar con la foto perfecta, la mayoría sonreían. Núria y yo estábamos al otro lado del pequeño riachuelo que rodea al campo de concentración llorando. Lloramos con lágrimas enormes, con mocos, nos costaba respirar, nos abrazamos la una a la otra con muchísima fuerza. Llorábamos sin saber si de pena, de felicidad, de satisfacción, de rabia o porque echábamos de menos a Nico. Mientras Núria recorría el búnker yo me senté a la sombra con mi “Goethe en Dachau” y leí varios pasajes. Seguía pareciéndome extraordinaria su brillantez, su altura de miras, su humanidad.

Ante el crematorio releí la nota de edición por saber si había sido justa. Espero haberlo sido, sigo sin tener una respuesta.

Al día siguiente, antes de regresar a Madrid, volvió la lluvia y mi necesidad de indagar. Núria también buscaba respuestas. Encontramos cosas que os contaremos en cuanto podamos hacerlo, de verdad.

El domingo 12 íbamos a ir tranquilamente de Madrid a Valencia. Si me sentía con fuerzas, quizá hasta volvería a casa. Ese era el plan. Pero cuando un librero que no alcanza las dos semanas desde la apertura te pide que vayas, vas. Sólo los raros somos capaces de entender esas cosas. Repetimos presentación en Madrid y volvimos a comer pizza.

Es imposible explicar todo lo que sucede en 29 días. Es imposible agradecer todo el entusiasmo que me habéis trasladado, las entrevistas en prensa, las preguntas que supe contestar y las que no, el amor de los que fueron a una, a dos y hasta a tres presentaciones, el de los que compraron cuatro ejemplares porque eran cuatro en casa y hay tesoros que no se comparten, el de los que aprovecharon para conocer ContraEscritura y compraron otros de nuestros libros.

Es imposible responder al amor de los que me han prestado su sofá, su cama, de los que han compartido conmigo su comida, de los que han conocido por primera vez lo que soy, lo que hago, por qué y cómo lo hago y han dicho que sí.

No soy un eslogan, no soy una marca, soy una persona que trabaja muchas horas en completa soledad en una habitación de escasos metros cuadrados que busca compañeros de trinchera para seguir salvándonos la vida los unos a los otros con libros.

Gracias por hacer que la palabra más repetida en vuestras firmas en el "libro" de visitas fuera pasión. Gracias a todos los que me han pedido que siga haciendo libros porque el lunes volví a casa y todo era un poco extraño, parecía que el mundo comenzaba a comprender.

Marta Martínez Carro

Gracias por ser, estar, querer y creer. ¡Gracias! Gràcies! ¡Grazas! Eskerrik asko!

14 comentarios

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  • ContraEscritura

    ContraEscritura
    Autor/a

    casi 8 años

    Muchísimas gracias a ti, Carmen. Espero que andes mejor de salud y que a la próxima podamos darnos todos los abrazos que tengamos pendientes.

  • Livynat

    Livynat

    casi 8 años

    No sé cómo agradecerte que hayas compartido tus experiencias en las presentanciones, y de la forma en que lo has hecho...me he emocionao mucho, pues parecía que lo estaba viviendo contigo...No pude asistir a la presentación en Sevilla, por cuestiones de salud y no sabes cuánta rabia me dió...has hecho que lo viviese sin haber estado...Gracias de corazón...

  • ContraEscritura

    ContraEscritura
    Autor/a

    casi 8 años

    Buenos días, Laura. No te preocupes por lo de la presentación. Seguro que hay algún lugar en que podremos volver a encontrarnos y así de paso nos das todas las opiniones como historiadora que seguro necesitamos. Si hacemos un nuevo acto en Barcelona, me encargaré de avisarte personalmente.

    Si quieres y te apetece recomendarnos más lecturas sobre el tema, mándanos un mail a través de nuestra web. Lo agradeceremos inmensamente pues somos unas verdaderas entusiastas del estudio de esa época.

    Muchas gracias por mecenar y por leer y compartir una lectura así con nosotras.

  • ContraEscritura

    ContraEscritura
    Autor/a

    casi 8 años

    Gracias a ti, José Ramón. La felicidad compartida es más y mejor. Ojalá la literatura nos siga salvando a todos.

  • ContraEscritura

    ContraEscritura
    Autor/a

    casi 8 años

    Muchísimas gracias por venir, Ángel. Espero que el libro te entusiasme :D

  • ContraEscritura

    ContraEscritura
    Autor/a

    casi 8 años

    Muchísimas gracias, María Ángeles. Seguiremos dándole duro a esto de soñar despiertos :D

  • José Ramón

    José Ramón

    casi 8 años

    Gracias por tus palabras, por toda la emoción que nos habréis transmitido, por lo felices que hemos sido a vuestro lado y por lo felices que somos cada vez que leemos vuestro libro. Gracias.

  • Ángel

    Ángel

    casi 8 años

    La presentación del libro me resulto bonita y muy interesante, el recuento de 29 días es extraordinario. Un abrazo.

  • Mariángeles

    Mariángeles

    casi 8 años

    En este momento, después de haber leído lo que has escrito, no tengo ni palabras. Solo que es impresionantemente bello. Seguid así, con ese entusiasmo y esa pasión que le ponéis a vuestra vida. Y gracias por compartirlo con los demás.

  • ContraEscritura

    ContraEscritura
    Autor/a

    casi 8 años

    Eres una suerte, Isabel. No dejes nunca de querer abrazarnos. En ContraEscritura vamos pasito a pasito pero siempre acabamos llegando y entonces nos cobramos todos los abrazos pendientes. Gracias por tanto.

#08 / ¿Y qué ocurrió después?

Sucedió que ya en mayo-junio, cuando presentábamos los libros a lo largo y ancho del país, empezaron a llegarnos pedidos de librerías con las que nosotros no habíamos establecido nunca contacto pero cuyos clientes buscaban Goethe en Dachau.

Sucedió que en el Lager de Dachau se vendían 150 libros en un mes y medio y en el de Sachsenhausen otros tantos.

Sucedió que algunas personas, como Mª Dolores, compraron el libro en Alemania y al regresar a España compraron otro porque necesitaban regalarlo.

Sucedió que en España los libreros vendían (y venden) Goethe en Dachau sabiendo que era (y es) un libro necesario y que al final, con todo, no podíamos dejar de imprimir libros; tampoco queríamos. La primera edición se agotó en 24 horas e hicimos una segunda sin tiempo a reparar algunas erratas porque ni siquiera habíamos tenido el tiempo de ojear el libro.

Sucedió… leer más

#07 / 29 días y 500 libros

El lunes volví a casa. Fue algo extraño reencontrarme con mis libros, mi sofá y mi despacho después de pasar 29 días fuera de casa presentando “Goethe en Dachau”. No parecían celosos ni yo cansada.

En ese casi mes son pocos los momentos en que no he estado con Núria que es traductora aunque eso es lo último que yo escribiría en su currículum. Juntas hemos subido a 4 aviones, 2 trenes de alta velocidad y conducido 5133 kilómetros. Hemos estado en 14 ciudades, en 14 librerías y hemos contado en 15 presentaciones de 15 maneras distintas que efectivamente Goethe no estuvo en Dachau. Hemos viajado a Alemania por 3 razones.

Pero todo eso son números. Lo importante es que al llegar a Valencia supe al instante que Núria era una victoria en mi vida y que Guille, Dani y Natalia disponen de la bella inteligencia que supone saber reírse hasta de uno mismo. Ojalá nunca se… leer más

#06 / ¡LIBROS ENVIADOS!

Queridos mecenas,

Nos complace informaros de que tantos los libros como las distintas recompensas han salido ya hacia vuestros hogares. También las versiones digitales están en vuestros mails (no olvidéis mirar en la carpeta de spam).

La respuesta por parte de librerías tanto nacionales como internacionales ha sido tan positiva que tan sólo 72 horas después de recibir el libro de la imprenta hemos tenido que encargar una segunda edición pues los 500 ejemplares de la primera se nos han esfumado.

Reiteramos una vez más la gratitud hacia todos y cada uno de vosotros, que lo hicisteis posible. Esperamos encontraros en alguna de las presentaciones que ya hay programadas (Barcelona y Donosti están pendientes de confirmación pero se anunciarán en breve los lugares, días y horas). Aquí podéis consultarlas todas, invitaros e invitar a todo aquel al que creáis que puede interesar.

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#05 / ¡YA! (casi, casi)

Quedan pocos días para que vuestros Goethe en Dachau y recompensas vuelen hacia vuestros hogares. Lo harán porque vosotros lo habéis querido y nosotros, para empezar, sólo podemos agradeceros de nuevo la oportunidad que nos habéis dado de rescatar para el mundo hispanoparlante un libro tan maravilloso.

Os podemos susurrar que esta primera edición en español contará, además de con el prólogo original de Anna Seghers y el epílogo sobre el Internacionalismo en Dachau de la historiadora Rosa Toran, con una nota de edición de Marta Martínez Carro, una nota de traducción de Núria Molines Galarza, un glosario de términos, un plano del área correspondiente al campo de prisioneros realizado por el arquitecto Daniel García Salinas y… una sorpresa en las páginas finales.

Hemos tratado de armar un libro que satisficiera a los lectores expertos en la materia, los lectores convulsivos… leer más

#04 / ¡La portada!

Hace mucho que no tenéis noticias nuestras y eso es únicamente porque estamos trabajando durísimo para conseguir que este libro sea algo de lo que os podáis sentir orgullosos como mecenas.

¿Durísimo? Bueno, quizá duro no sea la palabra porque estamos disfrutando inmensamente de este trabajo.

Por un lado, estamos trabajamos en la edición y maquetación del texto ya traducido por Núria Molines.

Por el otro, esperamos pacientemente que nos lleguen buenas noticias de alguno de los muchos organismos, archivos e instituciones a los que hemos pedido ayuda para poder aportar mucho más que una traducción. Preguntamos y repreguntamos y hurgamos en los papeles más recónditos.

Todo ello sin despistar el ojo del calendario y los lugares en los que nos gustaría presentar el libro que son muchos.

Pero hablemos de hoy. Hoy, en agradecimiento a la paciencia, os queremos enseñar la portada. Las letras son obra del calígrafo Aitor Mediero (@kalligraphinkleer más

#03 / ¡Gracias! Gràcies! ¡Grazas! Eskerrik asko! Dank!

No ha sucedido, lo habéis hecho suceder. Ayer por la tarde, a las 18:22, recibíamos la aportación de un usuario llamado Ángel (no, no es broma) y alcanzábamos el objetivo de nuestra campaña.

Ahora tenemos el dinero para traducir, editar, maquetar e imprimir por primera vez en español este libro tan importante. Pero tenemos mucho más que eso. Tenemos las ganas, apoyo y cariño que tanto y de tantas maneras nos habéis trasladado a lo largo de estos días y muy especialmente desde que ayer todo se volviera de color verde. Si nos ha quedado algún tuit, comentario de Facebook o Instagram, Whatsapp o mail por contestar, por favor, disculpadnos. Una editorial tan pequeñita como la nuestra está acostumbrada a recibir mucho amor pero en dosis que nos caben en un abrazo y esta vez nos ha llegado en cascada, a toneladas. Gracias. Gracias una y mil veces.

¿Y ahora?

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#02 / ¡Últimos diez días!

Empieza la cuenta atrás.

Quedan diez días para que acabe la campaña de micromecenazgo y, por tanto, el tiempo para conseguir la financiación necesaria para que podamos publicar Goethe en Dachau.

Queremos, en primer lugar, agradecer vuestro apoyo al proyecto. La implicación de muchos de nuestros mecenas ha llegado a una cota de tenacidad absolutamente emocionante.

Pero porque nos habéis tendido la mano, debemos intentar hacernos con vuestro brazo así que os pedimos que sigáis empujando para que esto tenga un final feliz ¿Cómo? Pues se nos ocurre que desde martillear a amigos en grupos de Whatsapp, Facebook, Twitter, Instagram,… hasta comprar otros ejemplares pensando en esas personas a las que creéis que les puede gustar el libro y a las que tarde o temprano tendréis que hacer un regalo o bien para donarlo a una biblioteca o institución, votando por vuestra portada favorita o consiguiendo una de las veinte recompensas extra de 10€ que hemos añadido en los últimos días.

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#01 / Prólogo original completo de Goethe en Dachau

Hemos superado los primeros diez días de campaña pero, como veis, aún falta mucho para lograr el objetivo que nos permita publicar la primera traducción al castellano de Goethe en Dachau.

En agradecimiento al apoyo de los primeros 50 mecenas, y con la esperanza de que nuevos se animen a aportar su granito de arena, os ofrecemos la oportunidad de leer el prólogo que la escritora alemana Anna Seghers escribió para la edición original de Goethe en Dachau de 1948 y que, por supuesto, abrirá nuestro libro.

Os agradeceríamos también que compartierais la campaña por todos los medios posibles. Sólo de esa manera llegaremos a ganarle esta batalla al olvido.

Muchas, muchísimas gracias.

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