Pirinar, un mapa para descubrir las rutas y picos más especiales del Pirineo
El primer recuerdo que Ibai Lazkano guarda de los Pirineos es una excursión que hizo con sus padres y su hermano al Puigpedrós, uno de los picos (2915 metros) más emblemáticos de la Cerdanya. "Seguíamos una ruta marcada con unas rayas blancas y rojas. Le pregunté a mis padres que qué eran aquellas marcas. Me explicaron que era la GR 11, una ruta que cruza los Pirineos de mar a mar, del Atlántico al Mediterráneo. Me cautivo y me dije que un día haría aquella ruta". Aquel primer contacto con la cadena montañosa que va del País Vasco a Catalunya fue el detonante de una pasión por la montaña que ha acabado derivando en Piriniar, mapa pirenaico de diseño exquisito manufacturado por el propio Ibai, que incluye 160 cumbres, 126 refugios, 60 lugares emblemáticos, 47 estaciones de esquí, 12 grandes rutas y 25 puertos de montaña. Una propuesta lanzada a través de Verkami con un exito arrollador. ¿Y la ruta ya la has hecho de punta a punta? "He hecho ya todo el tramo que va de Hondarribia a Puigcerdà. Ahora solo me falta llegar al Cap de Creus. Si no se tuerce nada, lo haré este próximo junio". Texto: Oriol Rodríguez
Dicen que eres un efermo de los mapas.
Enfermo tal vez es pasarnos, pero desde pequeño que me gustan mucho. Me gusta mirarlos y descifrarlos. Pero Piriniar nace más del amor por la montaña y los Pirineos que por los mapas.
Montaña y mapas son dos conceptos estrechamente vinculados.
En el pasado pero también hoy en día. Disponemos de tecnologías como el GPS, pero si un día te quedas sin cobertura en un 3.000, con mal tiempo, un mapa y una brújula te salvan la vida. Lo que me resulta atractivo de los mapas es que son un soporte donde ordenas información. Un soporte, por otro lado, que te invita a salir y anima a soñar: dónde irás, qué te queda por ver.
¿Y de la montaña qué te resulta atractivo?
En el País Vasco estamos rodeados de montaña. No sé si la montaña se inculca, pero la vivimos desde pequeños. Lo llevamos dentro. Siempre hemos mirado al monte.
Y este proyecto Piriniar... ¿Cuándo se te encendió la bombilla que iluminó la idea?
Pues no recuerdo un momento determinado ni concreto. Ha sido un proceso natural: con los años he ido descubriendo y conociendo en más profundidad los Pirineos, subiendo más picos y haciendo más rutas. El mapa, de alguna forma, es la plasmación de este conocimiento.
"Piriniar era el mapa que quería tener en mi habitación"
Pero no es un mapa genérico.
No, es un mapa enfocado hacia lo que a mí me interesa: picos, rutas, rincones especiales... No es un mapa al uso con carreteras, gasolineras, los nombres de todos los pueblos... Es un mapa muy minimalista creado para gustar a los amantes de la montaña. Una idea que nació como un proyecto personal, sin la vocación de hacer un producto vendible. Piriniar era el mapa que quería tener en mi habitación.
160 picos, cien y muchos lugares de interés, refugios, estaciones de esquí... ¿Has estado en todos los puntos que salen indicados?
No, pero ese el reto. El mapa lo veo como algo motivamente... En el Pirineo hay infinidad de picos, he elegido los 160 más especiales, bonitos, altos. Los refugios son todos los que están abiertos en algún momento del año. Los rincones bonitos es más complicado porque es algo subjetivo. En lo referente a las rutas, salen las más destacadas: GR 10, GR11, la alta ruta pirenaica…
¿Tienes algún rincón favorito en los Pirineos?
¡Hay tantos! Gavarnie, sin embargo, para mí es especial. Con un amigo fuimos al Tour de Francia, al Tourmalet. Aún no teníamos ni smartphones ni GPS, íbamos con un viejo mapa de carreteras Nos perdimos, con la suerte que acabamos en Gavarnie. ¡Qué lugar más bonito! También me es muy especial Hiru Erregeen Mahaia (La Mesa de los Tres Reyes), la montaña más alta de Euskal Herria. Fui de excusión con mi padre cuando era muy jovencito. El recuerdo que guardo de aquellos días es extraordinario.
Más allá de lo informativo, Piriniar también es un objeto de gran atractivo decorativo.
Estudié Ingeniería y Diseño Industrial. Me gustan las formas sencillas y el minimalismo, el concepto del menos es más. La idea con la que lo ideé fue que no debía de informar únicamente, sino que también tenía que decorar.
Para ser un proyecto personal, para ti mismo, lo has petado muchísimo: el objetivo eran 1500 euros y has conseguido más de 16 mil.
¡No me lo esperaba ni por el forro! Ha sido un proyecto que, por temas de trabajo, se fue macerando a lo largo de tres años: en ratos libres, cuando tuviera ganas... La idea original era diseñarlo, imprimir uno y colgarlo en mi salón.
"Es un mapa muy minimalista creado para gustar a los amantes de la montaña"
¿Qué te hizo cambiar de idea?
Cuando tenía el mapa ya acabado al 90% fui a diversas imprentas. Por las medidas que pedía y en una impresión offset, el precio se disparaba muchísimo. Un solo mapa me costaba unos 400 o 450 euros.
Un capricho un poco caro.
Un poco demasiado (ríe). Siempre he seguido muy de cerca lo que se venía cociendo en Verkami. Me gusta seguir lo que se va haciendo por aquí porque es una plataforma en la que despegan proyectos muy curiosos y creativos.
Y te animaste a hacer de un proyecto personal algo coral.
Fue hablando con familiares y amigos. Les explicaba lo que había hecho con el mapa y su respuesta era que ellos también querían uno. Me lancé. Y tuvo un éxito que…
¿No te lo esperabas?
¡Para nada! Sí que, sinceramente, esperaba llegar al mínimo que me había marcado, esos 1500 euros. Era lo justo que necesitaba para no perder dinero.
Lo superaste en un 1.000%.
Fueron días muy felices. Dar sentido a tu trabajo es algo que está en tu cabeza, pero ser reconocido por los demás, más cuando llevas tres años dedicados a un proyecto, es increíble. Me sorprendió llegar a gente fuera de mi entorno. Hubo mecenas del norte de Europa y de América Latina. Gente de aquí que seguramente que aportaron para sentir cerca al Pirineo.
¿Y la gente del mundo de la montaña se volcó con el proyecto?
Se tiraron de cabeza. La gran mayoría de mecenas están vinculados de una manera u otra a la montaña.
Lo más sorprendente del caso es que no tenías una comunidad previa que siguiera desde hace tiempo el proyecto.
Parta nada, no lo empecé a publicitar hasta que se inició la campaña de micromecenazgo. Entonces sí, le di mucha caña en las redes sociales.
"Dar sentido a tu trabajo es algo que está en tu cabeza, pero ser reconocido por los demás, más cuando llevas tres años dedicados a un proyecto, es increíble"
La campaña empezó en junio. Imagino que el confinamiento de marzo y abril te ayudaría a finalizar el proyecto.
Sin confinamiento, muy probablemente no lo habría acabado. En aquel momento tenía terminado un 40% o 50% del proyecto, el resto lo acabé durante aquellas semanas. Fue mi manera de ocupar el tiempo. Era entonces o nunca.
Se puede conseguir de alguna manera el mapa, ahora que se ha acabado la campaña?
Una vez vi el éxito que tenía, me planteé que debía darle continuidad de alguna manera. Parte del dinero recaudado también lo utilice para abrir una página web desde la que sigo vendiendo los mapas.
Vaya, que el proyecto tendrá continuidad.
Tener un éxito como este te lleva a preguntarte cómo le puedes dar continuidad, qué más puedes hacer. Mi objetivo actualmente es construir y consolidar la marca Piriniar. La idea es poder sacar en el futuro más productos vinculados con la montaña, la naturaleza, los Pirineos.
¿Qué ideas tienes?
Una de ellas es un mapa similar a este primero, pero totalmente vinculado al mundo del ciclismo: puertos de montaña, desniveles, pendientes..., que es otra de mis grandes pasiones. Puede que este sea el próximo producto que lance a corto o medio plazo.
¿Con Verkami de nuevo?
Esa es la idea. Para proyectos como estos necesitas escala, saber aproximadamente el número de personas que están interesadas.
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