Nuevo disco de Impass: "Obseso"

#09 / Biografía de Impass por fascículos - 3

Vicente sufría sus propios devenires, en este caso, más claros y menos poéticos que el recién descubierto talento innato por el scherma (esgrima italiano) de Klinxo o el estrés provocado por intentar conservar tantos grupos musicales a la vez del pobre Bulla. Vicente tenía trabajo, y su trabajo exigía demasiado. Su posición como encargado en una azulejera era dura y carecía de horarios. Hilario ejemplarizó el nivel de presión laboral al que estaba sometido Vicente Silvestre en una conversación para el documental Almas peludas, cabezas calvas, en el que se trataba de definir el sentimiento rock a partir de cierta edad:

«Eran las 23:03 y ya estábamos oficialmente retrasados en un concierto muy importante en Betxí. Las entrada gratuitas se habían agotado hacía meses y el público empezaba a impacientarse porque llevábamos tres minutos de retraso. Vicente no había aparecido todavía. La batería la habíamos montado nosotros y tuvo que sonorizarla un tío muy raro que nos sigue a todas partes. No sé ni cómo se llama, pero el señor ahí está, siempre dispuesto a echar una mano. Lo único que sabíamos es que había tenido que salir para un trabajo urgente, nada más. Llegó con diez minutos de retraso, con el pelo cubierto de costras de barro, los pantalones desgarrados, los brazos y el torso desnudos en carne viva… saludó con un movimiento de cabeza, se sentó en la banqueta y marcó el compás para comenzar con la primera canción.

*Más tarde nos explicó cuál era la razón de su retraso. Su jefe le había pedido que si “por favor” podía acercarse un momentito a la ciudad de Meereen, la cual llevaba asediada por las tropas de Natucer desde hacía tres meses, y colaborar en una arriesgada misión: infiltrarse por las alcantarillas de la ciudad –el único punto débil en la minuciosa fortificación-, con una daga oxidada; eliminar a los quince guardias nocturnos, cuyo turno comenzaba a las 22:30; abrir las puertas principales para facilitar el paso a los ejércitos de Natucer y comenzar con el asesinato selectivo de los soldados. *

El jefe le dejaba pasar de lo del asesinado del resto de soldados, ya se encargarían los peones y los oficiales de segunda. Pero todo lo demás sólo podía hacerlo él.»

Al cabo de un tiempo, Vicente sucumbió al estrés y consideró necesario soltar todo el lastre que pudiera para armonizar su vida profesional con la familiar. Ya que el trabajo como encargado de línea le aportaba inusitadas aventuras y una imprescindible compensación económica, decidió abandonar el grupo. Así logró conservar una amistad intensa y el respeto del resto de la banda, sobretodo de Hilario y David, que estaban extasiados de haber podido tocar junto a uno de sus héroes de Juego de Tronos.

La banda que, gracias a Vicente, había catado las mieles del éxito y de la perfección técnica, sintió la necesidad de seguir buscando batería, rechazando sistemáticamente la opción de volver a recurrir a Andrés el Robot (la caja de ritmos) y dándole el valor que se merecía a las habilidades compositivas de un percusionista entregado. Hilario propuso a uno de los baterías más avanzados y comprometidos que la banda llegaría a conocer, Víctor Clemente, cumpliendo sobradamente con la casi olvidada necesidad de tener un batería con apodo turbador y mal rollero. Víctor cogió el relevo entusiasmado, consultando personalmente las particularidades interpretativas de Silvestre y Bulla. Adaptó los temas a su estilo, añadiendo protagonismo al siempre bien recibido doble bombo y volviendo a despertar la ilusión del resto de sus componentes después de la traumática pérdida de su tercer batería.

Pasaron un 2013 de composición, perfeccionamiento y grabación de todos los temas que incorporarían a su segundo CD Obseso, un nuevo disco que será presentado a lo largo del 2014. Ahora, después de todas las incidencias en el mundo de la percusión, la banda va puliendo un repertorio de más de 20 canciones propias y está más que dispuesto a encadenar a este nuevo batería para conservar la estabilidad que llevan ganándose después de años de un moderadamente duro trabajo.