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Vinos que rescatan uvas en peligro de extinción

el 12 Abril 2023 en Historias Verkami

Manchuela es una comarca compleja. En ella conviven pueblos conquenses, albaceteños y valencianos. Tiene una geografía física variada entre la serranía de Cuenca y las llanuras de La Mancha. Dicen que es demasiado montuosa si se compara con la Mancha, pero demasiado poco para ser considerada propiamente como los montes de Cuenca. Hay bosque, pero tampoco vemos imponentes pinos. Manchuela es una zona única y en ella encontramos muchas bodegas con grandes extensiones de viña. Esta tierra da muy buen vino y ahora, gracias al trabajo de Ana, Iván, Jose y Silvia de Bodegas Gratias, da vino nuevo. Estos cuatro apasionados de la enología han realizado seis campañas en Verkami para dar a conocer sus vinos y para poder investigar en la creación de nuevos.

Ahora que acaban de poner en marcha su séptima campaña de ¿Y tú quién eres? para poder elaborar el nuevo vino monovarietal Grys y completar su proyecto de recuperación enológica empezado hace 7 campañas, es el mejor momento para conocer un poco más su historia.

La semilla del proyecto

Hacer vino no es un trabajo fácil. Hay muchos procesos: el conreo y el cuidado de las viñas, la vendimia, el prensado, la maceración, etc. El agricultor de toda la vida, aquel que tenía su parcelita, está obsoleto. Manchuela, como muchas, es una zona de grandes bodegas, las cuales trabajan con procesos muy industrializados, buscando la máxima productividad de la tierra. Así que cuando el agricultor, cargado ya de años, ve cómo su parcela ya no da lo que podía dar y él aún menos, decide arrancar las cepas o abandonar el terreno a su suerte. Este fue el caso de Pepe, un hombre mayor, amigo del padre de Iván, pero en esta historia la parcela no se perdió y, en lugar de eso, fue el origen de un punto de inflexión para los cuatro integrantes de Bodegas Gratias.

Empezaron a hacer vino sin ninguna pretensión, hacer por hacer, beber por beber, degustar por degustar.

Pero antes de eso, antes de recuperar aquella parcela, antes de que de su tierra salieran nuevas viñas recuperadas y de éstas los vinos que se presentaron en Verkami, mucho antes todo empezó en un garaje. Como las grandes ideas.

Cuenta Silvia Araque, que en 2007, un día se juntaron unos cuantos amigos de la carrera de enología, comieron paella y se fueron a vendimiar el campo del abuelo de Iván. Otro día quedaron para prensar los racimos y más tarde para embotellar. Hicieron vino, vaya, pero sin ninguna pretensión, hacer por hacer, beber por beber, degustar por degustar.

Ya por entonces, José, Iván y Ana tenían montada una consultoría de enología; asesoraban a bodegas de diferentes zonas de España sobre el cultivo de la viña, la elaboración y todos los procesos. Incluso aconsejaban sobre cómo comercializar el vino. Una consultoría integral.

Pero aquel juego entre amigos fue creciendo, sin pretensiones, pero con ganas. Y poco a poco fueron produciendo sus botellas. Empezaron a trabajar desde el garaje de Paco y Lola, los padres de Iván: “Pedimos a los profesores del politécnico si nos dejaban una prensa, una barrica a amigos que tenían bodegas, etc. Empezamos a investigar, pero sobre todo a mirar el paisaje. A ver qué estaba pasando allí” cuenta Silvia. “Y cuando dábamos el vino a probar, la gente se sorprendía. Vimos que teníamos un diamante en bruto”. Estaban, como otros, redescubriendo el sabor del bobal, una variedad que se usaba fundamentalmente para elaborar graneles en esta zona. Fue la semilla de su proyecto, de lo que es ahora Bodegas Gratias.

Paisaje embotellado

Actualmente producen unas 53.000 botellas al año. ¿Os parecen muchas? Pues las grandes bodegas, con procesos industrializados, sacan millones de botellas cada año. Toda la producción de Bodegas Gratias se hace de manera artesanal, con técnicas ancestrales, cuidando y mimando el producto como pocos lo hacen. Los cuatro integrantes de Bodegas Gratias prefieren producir buen vino, aunque sea poco, que no muchas botellas de una calidad menor, o al menos sin todos los matices que ellos sí que les dan. Hay una frase que dice Silvia que sirve para sintetizar muy bien su trabajo, “Embotellamos el paisaje”.

Toda la producción de Bodegas Gratias se hace de manera artesanal

El proyecto de Gratias nace para recuperar un modelo sostenible, para recuperar ese paisaje, esas variedades autóctonas que son un patrimonio vegetal. Revalorizan lo que hay y recuperan las variedades autóctonas que no están en ninguna otra parte. Y aquí es donde aparece el proyecto de las parcelas de mezcla, el punto de inflexión que originó esa parcela que Pepe quería abandonar.

Se les llama parcelas de mezcla porque eran viñedos de poca extensión que la gente tenía para autoconsumo y en las cuales se plantaban distintas variedades. ¿Para qué quedarse con un tipo de uva cuando puedes tener cuatro o cinco? Pero los tiempos cambiaron, las bodegas se hicieron grandes y estas pequeñas parcelas ya no daban para más, a menos de que se apostara por el monocultivo y los procesos industrializados. El caso de Pepe era paradigmático.

Pero estos cuatro amigos son apasionados del vino de toda la vida, del que se hace con uva que crece sin ayudas artificiales, del que se consigue pisando la uva, el que descansa en damajuanas, en tinajas de barro. Este vino es el que querían conseguir con las parcelas de mezcla, pero recuperar estas variedades no ha sido fácil, pues antes han tenido que hacer su investigación y dejar que la propia tierra sacara su fruto: diferentes cepas de variedades distintas y de las cuales sacaron en 2017 el primer vino tinto multivarietal, el primer “¿Y tú de quién eres?”

Ya por entonces habían dado un salto alquilando una nave en Casa-Ibáñez, una localidad de la zona, pues su producción de botellas necesitaba un espacio más grande que un simple garaje. Pero la apuesta por recuperar las parcelas de mezcla y por el vino multivarietal necesitaba de una mayor inversión. Fue aquí donde entró Verkami y sus mecenas. El proyecto gustó mucho y desde entonces han creado un vino tinto y un vino blanco, multivarietales ambos y tres monovarietales: el Arroba y el Eme, ambos tintos, y el nuevo, Grys, un vino blanco con el que van a hacer campaña en Verkami.

Con la ayuda de los mecenas ya se han replantado 600 cepas nuevas

Estos vinos monovarietales son de uvas recuperadas en estas parcelas de mezcla, variedades que estaban en peligro de extinción como el Pintaillo, la primera variedad que recuperaron. Con la ayuda de los mecenas ya se han replantado 600 cepas nuevas hasta ahora. Las parcelas de mezcla continúan dando muchas variedades, pero para hacer estos monovarietales “vamos a las diferentes parcelas de mezcla y marcamos las cepas de Pintaillo y eso lo vendimiamos aparte. Esa variedad no se mezcla con el resto”.

La calidad por encima de todo

En Bodegas Gratias manejan 16 hectáreas de viñedo, seis propias y el resto arrendadas a agricultores que las trabajan según el seguimiento y las indicaciones de Iván, especialista en viticultura. De estas tierras han sacado los 17 vinos que tienen, una cantidad que no es normal para una bodega tan pequeña. Y siguen innovando y buscando el vino más puro: “Este año hemos sacado tres vinos de suelo, tres vinos de bobal, embotellados el mismo día y elaborados de la misma manera, pero uno es de suelo arcilloso, otro de suelo arenoso y otro de suelo calizo. Vemos la importancia del suelo en una variedad y como se nota cuando estás catando el vino; notas la impregnación que tiene la tierra” comenta, orgullosa, Silvia. Son vinos con personalidad.

Hay quien podría pensar que no debe ser un buen negocio si su producción es tan baja comparado con las grandes bodegas. Pero no es una cuestión de cantidad, sino de calidad. Silvia lo tiene claro: “El ser humano el problema que tiene es el ansia. Nosotros queremos seguir disfrutando de lo que hacemos y vivir de nuestra pasión”. Y no necesitan más. De hecho, les va bastante bien, sobre todo fuera de España. El 70% de las botellas se exporta a Estados Unidos, Brasil, Japón, Canadá, Reino Unido, Dinamarca, Corea, Italia… “Estamos muy bien valorados en la alta restauración. No queremos que se conviertan en vinos elitistas, pero fuera están muy bien considerados. El Sol, de la variedad tardana, está en el D.O.M, el restaurante número uno de todo Latinoamérica”.

De Manchuela al mundo, cuidando la tierra, escuchándola, dejándo que dé sus frutos sin intervenir mucho, tratando la uva como hacían sus ancestros. El vino es un ser vivo, repite muchas veces Silvia. En Bodegas Gratias respetan el vino y lo acompañan para que se exprese a su gusto. Y al nuestro.

¡No te pierdas su última campaña que ya está en marcha, y descubre un producto único y con impacto!

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