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Ilustrando a Lorca

el 14 Febrero 2018 en Historias Verkami

Periodista, editor, artista de collage, Álvaro Sobrino es, sobre todo, una de las figuras más importantes del mundo del diseño en nuestro país. También es uno de esos Mil Coeditores (en realidad fueron 280 los artistas involucrados en la aventura) que impulsaron de la edición ilustrada del Romancero Gitano de Federico García Lorca que arrasó en su campaña en Verkami: perseguían un objetivo de 3.500 euros y acabaron alcanzando más de 26 mil. “El Romacero Gitano ilustrado fue, en un sentido muy amplio, un propuesta colectiva nacida a partir de un grupo cerrado de Facebook”, revela Sobrino. “Al principio éramos apenas veinte personas. Esas veinte personas invitamos a otras, y el grupo fue creciendo de manera exponencial”. Explica que, más que selección, para poder participar establecieron unos criterios de filtro. Su mayor reto era conseguir que la calidad de las propuestas fuera la que querían sin necesidad de establecer un sistema subjetivo de selección. “Había que confiar en el criterio de los miembros a la hora de proponer nuevos participantes. Y creo que se consiguió”.

Texto: Oriol Rodríguez

Un proyecto que, además, nació sin ningún tipo de ánimo de lucro, ¿verdad?

Esa es una de las premisas. La filosofía es la de coedición: los “socios” aportamos nuestro trabajo. La ilustración es, en ese sentido, la aportación de capital. No sabíamos qué haríamos con el beneficio, pero estaba claro que siendo tantos nadie se haría rico y no tenía mucho sentido repartir. Ese fue otro punto caliente en el debate.

¿Teníais algún trabajo similar como influencia y referencia a la hora de poneros a trabajar en el proyecto?

De manera tan horizontal, no. Sí existen libros que publican a los ilustradores, con un compromiso –por ejemplo, adquirir un número de ejemplares–. Pero detrás hay un promotor o editor, se plantea como un negocio.

Más allá de las ilustraciones, otro de los grandes atractivos de la obra es cómo y quién ha caligrafiado el texto, ¿verdad?

El Romancero Gitano es un libro que está en muchos hogares. Teníamos claro que esta edición tenía que aportar un valor nuevo. Evidentemente, una edición ilustrada por doscientos ochenta artistas ya supone ese valor. Pero además, pensamos que la poesía escrita a mano adquiere un valor sensorial añadido. Del mismo modo que no es lo mismo leer poesía, leerla en voz alta o que te la lean. Le pedimos al calígrafo Félix Rodríguez (Mr.Zé) que reescribiera el libro. Daba un poco de vértigo, no estamos hablando de alguien que lo hace por afición, se trata de una de las referencias en este país y fuera de aquí. Suponía un trabajo enorme, pero solo nos pidió tiempo. Luego estaba la parte económica, un trabajo así no se pide como un favor. En ese sentido fue exquisito: entendió la filosofía que estaba detrás, y pudimos llegar a un acuerdo muy ventajoso para nosotros. Para él sospecho que el beneficio ha sido más espiritual que económico (ríe).

“El Romancero tiene un punto visceral y de arraigo a la cultura gitana que suscita imágenes”

En una obra colectiva es difícil decir, però, aunque sea a nivel personal, ¿qué ilustraciones destacarías?

Esa pregunta tiene trampa. Aunque las piezas sean individuales, hay que entenderlo como una obra colectiva. Pero sí hay una ilustración especial: la de la cubierta. Fue un proceso parecido a lo que sucedió con Félix. Había que escoger a un ilustrador, sin pensar si podríamos pagarlo. Tenía que ser uno de los mejores. Y pensamos en Fernando Vicente, que ya había ilustrado textos de Lorca y tiene una sensibilidad especial para el mundo de la literatura. Otra vez el vértigo. En esta ocasión decidimos que no habría negociación, pusimos una cifra razonable, la que hubiéramos cobrado cualquiera de nosotros. Evidentemente su caché estará muy por encima, pero enseguida aceptó.

Con esto sucedió algo curioso. Nosotros queríamos dar mucha importancia a la cubierta. Tanto que decidimos que no aparecería ningún texto, solo la imagen. Esto desde el punto de vista del editor es casi un sacrilegio, los libros se venden por la portada. Cuando el libro ya estaba editado, Fernando nos confesó que era la primera vez que le proponían algo así. Creo que estas cosas son las que dan carácter a un libro.

Cuando se reinterpreta la obra de otro artista, más siendo de la magnitud de Lorca, ¿pesa la responsabilidad de no traincionar el espíritu del autor y la intención (o el mensaje) con el que fue creada originalmente la obra?

En ese sentido, durante el proceso los autores fueron compartiendo opiniones, reflexiones, y sobre todo enlaces a documentación que nos ayudaban a cada uno. Artículos y ensayos, documentales, películas… Es un trabajo de investigación que el artista hace de manera individual, pero que en este caso se hacía de manera compartida. Fue un proceso interesante.

'La Pena Negra' de Rosa Prat

¿Por qué decidisteis que el libro fuera en blanco y negro?

Era una cuestión de viabilidad. No sabíamos cuantas páginas tendría, han sido cuatrocientas pero podían haber sido ochocientas. No puedes sacar un libro de cien euros al mercado, eso limita muchísimo. Por otra parte, y de esto ya nos dimos cuenta a la vista del resultado, que sea en blanco y negro le da una unidad. Piensa que en una doble página dos ilustraciones compiten, no puedes evitar verlas al mismo tiempo.

En su mítico concierto de diciembre de 1969 en el Olympia de París el cantautor Paco Ibáñez presentó «Canción del jinete» afirmando que "Lorca es intraducible, es una proyección de imágenes e imágenes". ¿Vosotros también entedéis sus versos así?

Es intraducible, pero es interpretable. Del mismo modo que sus letras son cantadas y se convierten en una obra distinta, pueden ser interpretadas gráficamente.

¿El Romancero gitano es la obra más visual de Lorca?

No sé si es la más visual, pero sí tiene un punto visceral y de arraigo a la cultura gitana que suscita imágenes. Pero toda la obra de Lorca es muy sugerente en ese sentido, no solo la poesía, también su teatro, por ejemplo.

“Lorca es intraducible pero es interpretable”

Si antes te pedía tu ilustración favorita, ahora te pregunto por tus versos favoritos del Romacero gitano.

Me entusiasma el simbolismo de Reyerta. Prácticamente cada verso es una metáfora. Cuando alguien es capaz de aunar los ángeles negros, la sangre contraria, la dura luz de naipe y la muda canción de serpiente en un poema tan corto, en realidad está creando una escena con las palabras.

Queríais hacer un libro de colección, pero al mismo tiempo el libro rehuye la exclusividad que tienen muchos de estos trabajos.

Se trata de un libro imposible, si hablamos desde la lógica editorial. ¿Cuánto costaría contratar a casi trescientos ilustradores para un libro de poesía? O dicho de otro modo, se trataba de una propuesta de estructura que hacía viable lo que por los cauces tradicionales era imposible. Porque es importante tener en cuenta que el planteamiento no era que las ilustraciones se hicieran gratis. Los coeditores han arriesgado, en este caso su trabajo, y han obtenido un rédito. Como cualquier editor. Y sí, como objeto el libro tiene un valor de pieza. Eso se consigue cuidando los detalles: además de la ilustración de Fernando para la cubierta y el caligrafiado de Félix, hemos procurado que la edición fuera muy cuidada. Las sobrecubiertas son en realidad un desplegable que se convierte en un cartel con la imagen de cubierta. La impresión ha sido cuidada, el papel es muy especial. Hay que destacar el trabajo de Yolanda Vinuesa, que ha hecho una dirección de arte exquisita.

Ilustración de Cristina Durán
Ilustración de Cristina Durán

¿Por qué impulsarlo a través del micromecenazgo?

Yo había utilizado Verkami en otros proyectos, relacionados con mi trabajo artístico. En ese sentido, aporta ventajas y tiene unos costes, como todo en la vida. Pero el balance es normalmente muy positivo. El micromecenazgo supone algo más allá de comprar algo por adelantado, requiere una implicación de los mecenas. Además tiene como consecuencia un proceso de distribución con menos costes de intermediación, y la posibilidad de modular la proporción del proyecto, en el caso de un libro, la tirada. Esto es bueno para los artistas y promotores, para los mecenas y para el planeta: la distribución editorial hoy en día es irresponsable, cuando menos. El libro ha estado en librerías, pero hemos querido tratar al librero como aliado y no como proveedor. Y ha funcionado. En menos de dos meses el libro se agotó, y eso ha sido gracias a los libreros que han entendido que las cosas se pueden hacer de manera diferente.

El objetivo inicial de la campaña eran 3.500 euros y alcanzasteis 26.576.

Contábamos a favor con el entusiasmo de los coeditores (ríe). En realidad, la cifra inicial era un punto de partida, pero no era importante. Otra cosa es que quizá no pensábamos que pudiera tener esa buena acogida. Sí, yo creo que nos sorprendió. El éxito que tuvimos responde a un cúmulo de cosas. Implicar a tantos autores en un único proyecto tiene un efecto altavoz que no habíamos contemplado en su medida. Los medios son reacios a dar mucho espacio a este tipo de iniciativas en la fase de aportaciones, son más partidarios de hablar de las cosas cuando ya son realidad, sin darse cuenta de que muchas veces el proceso tiene más interés. Pero en esta ocasión, sí nos trataron bien. Quizá todo era tan atípico…

Pese al éxito, ¿cómo vivisteis los 40 días de la campaña?

Con entusiasmo, supongo. Fue curiosa la reacción del sector editorial. Desde la desconfianza de algunos editores que no entendían que fuera “tan fácil”, a las imprentas, que enseguida llamaron para interesarse y hacer ofertas.

“Este es un libro imposible, si hablamos desde la lógica editorial”

Y con los mecenas, ¿cómo fue la relación?

Teníamos experiencia de verkamis anteriores. Suele ser muy positiva, no se limita a la relación que puedas tener con una empresa de venta online. Una de las cosas buenas que supone el micromecenazgo es esa, que se recupera la relación entre las partes. Eso, que no tiene importancia cuando compras una lavadora, es esencial cuando se trata de objetos con alma. Y quiero pensar que los libros tienen alma.

¿Qué ha aportado el micromecenazgo al mundo de la cultura?

Hay dos factores importantes. Por un lado la oportunidad que supone de implicarse individualmente en iniciativas culturales, muchas personas aportando un poco permiten llevar a cabo proyectos que requerirían de una iniciativa empresarial, que se rige por criterios que no siempre son los de aportar cultura. Eso supone que la cultura puede ser minoritaria y viable al mismo tiempo. Otro aspecto es la difusión de los proyectos. Aunque se tiene la idea de que el micromecenazgo solo sirve para financiarlos, no es cierto. Una campaña es sobre todo un escaparate del propio proyecto. Creo que muchos proyectos serían viables con una financiación tradicional, y sin embargo así adquieren una visibilidad que no tendrían, y se multiplica su dimensión. El nuestro podría ser un ejemplo.

Ilustración de Miguel À. Giner
Ilustración de Miguel À. Giner

Para aquellos que llegaron tarde a la campaña, ¿se puede adquirir el Romancero Ilustrado por otras vías: página web, en tiendas…?

Se agotó en seguida. Durante un tiempo hemos estado facilitando el listado de librerías donde tenían ejemplares, pero sospecho que ya es imposible… En algún momento tuvimos la tentación de reeditar, pero duró muy poco. Hoy es un libro muy deseado, y creemos que eso es también una manera de apoyar a los mecenas, de reconocerles y agradecerles su papel.

¿Os habéis planteado repetir la experiencia con la obra de otros poetas?

Como el balance económico ha sido muy positivo y “ganamos” dinero, estamos ya preparando el siguiente libro. Será sobre un texto de Valle-Inclán.

“El micromecenazgo supone algo más allá de comprar algo por adelantado”

¿Volveréis a trabajar con Verkami?

Sin duda. Puede parecer peloteo. Pero la experiencia ha sido muy positiva. En estas cosas es muy importante saber que al otro lado no está un intermediario, sino que es alguien que se implica, que asume como propio el resultado. Puede parecer una tontería, pero la rapidez con la que te contestan a un correo es una señal. Pues sí. Yo tengo algún correo de Verkami escrito en domingo.

¿Un consejo a creadores que quieren impulsar sus proyectos a través de Verkami?

Que no piensen que un proyecto que no es viable en el mundo real lo va a ser por hacer un verkami. A partir de ahí, hay que sopesar las ventajas e inconvenientes. La mayor dificultad no está en la preparación de la llamada al mecenazgo. Eso es trabajo, lleva tiempo y hay que dedicarle cariño. Pero en ese sentido Verkami ofrece la ayuda necesaria. Creo que el éxito depende más del trabajo a realizar durante los cuarenta días: hay que planificar bien la presencia en redes, atender dudas, conseguir que se perciba lo que se quiere hacer como algo especial, imprescindible. La campaña es solo un medio, pero el proyecto es lo esencial. Y las ventajas son muchas. En el caso concreto de un libro, creo que el diferencial está en la distribución. Hoy es casi imposible colocar un libro en el mercado si no eres una editorial grande. Verkami no solo supone financiar la edición, permite eludir las reglas de un mercado que no está pensado para los libros minoritarios y ayuda a que no lo sean tanto.

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Web Editorial Mil Coeditores

1 comentario

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  • Miguel Arribas

    Miguel Arribas

    6 años

    La idea es magnífica, muy buena iniciativa y gran trabajo. Lástima que esté agotado.

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