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Donde hay globos hay alegría

"Donde hay globos hay alegría" es la secuela de "Mi Marisa es un ángel" donde continúan las barbaridades de Mariano y Marisa. Os prometo risa floja, inteligente, ibérica, inglesa y escatológica. También la ternura del monstruo y globos de colores. Incorrección política y humor negro.

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JAVI GUERRERO, EL AUTOR

Soy un dibujante de cómic, cuentacuentos e ilustrador que publico desde hace unos años mi webcómic "Como los sapos ciegos" y autoedito de cuando en cuando recopilatorios en papel. Colaboro también con revistas-fanzines como TMEO, Zocalo, Cretino y webzines como La Cremallera y, desde hace un año, en la prestigiosa web satírica asturiana Fundición Príncipe de Astucias

"DONDE HAY GLOBOS HAY ALEGRÍA": EL PROYECTO
En 2012 financié en esta plataforma “Mi Marisa es un ángel” (novela gráfica y relato ilustrado) y ahora voy a por la secuela, “Donde hay globos hay alegría”, que contiene también cómic y relato ilustrado. Seguimos con las barbaridades de Mariano y Marisa partiendo del punto en que acaba el anterior. La diferencia de esta nueva entrega es una maquetación profesional y una formato apaisado que recuerdan al cuento infantil, un gramaje superior y, en definitiva, un cambio en la estética. También tenemos el lujo de contar con algunos ilustres ilustradores invitados: Ata Lasalle, Jose Tomás, Juarma López, Furillo, Pedro el Koko Parrilla, la Señora Milton, Goyo Rodríguez, Gallota, Pieruz y Oliver González (Ilustradores de larga trayectoria y colaboradores de El Jueves, TMEO, Cretino, Fundición Príncipe de Astucias, el País, etc), aunque el 90 % de la ilustraciones corren de mi cuenta. Os prometo risa floja, inteligente, ibérica, inglesa y escatológica. También la ternura del monstruo y globos de colores. Incorrección política y humor negro. Otra novedad es que he decidido que esto sea una pre-crompra-oferta. El precio si lo compráis ahora es tres euros más barato de lo que será en el mercado, así que tomároslo como una suscripción con precio de amigo y no como un mecenazgo. De todas formas, dejo algunas recompensas para coleccionistas y despistados que no se hicieron con "Mi Marisa es un ángel".

CARACTERÍSTICAS TÉCNICAS DEL LIBRO

156 páginas en color con gramaje 135

Encuadernado en rústica con solapas

Medidas 23 cm de ancho x 21 cm de alto (apaisado)

A QUÉ DEDICARÉ VUESTRAS APORTACIONES

Vuestras aportaciones se destinarán básicamente a la impresión del libro, impresión de algunas recompensas, envío, promoción y distribución de una cantidad que oscila entre 500 y 1000 ejemplares, dependiendo del resultado del crowdfunding. Y yo me invitaré a una cena de mortadela de la buena y vino rico a vuestra salud.

CALENDARIO

Una vez logrado el proyecto, se procederá sin demora a la impresión del libro y confío en que a lo largo de agosto-septiembre se puedan distribuir las recompensas o como lo queráis llamar. Yo me quedo con preventas.

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4 comentarios

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  • josep

    josep

    más de 10 años

    Hola buenos días

    Nuestra propuesta de colaboración consiste en imprimir su libro en nuestra empresa de artes gráficas INOM,S.A., con un importante descuento sobre presupuesto.

    Nuestro mail es: [email protected], 610403672

    grácias

  • Pablo Morell

    Pablo Morell

    más de 10 años

    Como no sé muy bien donde debo mandarle los datos que me ha pedido se los dejo aquí para que los disfrute

    Nombre de usuario: Pablo Morell

    Nombre real y dirección: Pablo Morell. R/ Canadelo Alto 51. 36206 Vigo (Pontevedra).

    Fecha: ninguna en especial.

  • javiguerrero

    javiguerrero
    Autor/a

    casi 11 años

    Pues es verdad que la maquetación final corre a cuenta de la Señora Milton, ilustradora célebre y perfeccionista hasta la nausea. Me apetecía que este libro tuviera una edición más cuidada y subsanar errores del anterior. Aumentar gramaje, poner solapas, honrar con un diseño bonito la participación de algunos ilustradores amigos y darle ese toque infantil que contrasta con la dureza del vocabulario del narrador (Mariano) en algunas ocasiones.

  • jorgemorcillo

    jorgemorcillo

    casi 11 años

    Hola. Me ha gustado mucho "Mi Marisa es un ángel" y veo que este "Donde hay globos..." tiene , además, una maquetación mucho más cuidada. Profesional, diría yo. Recuerda algo a un libro de cuentos ¿Por qué te decidiste por ese formato?

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#08 / CREÍA QUE LOS CAMAREROS NO ERAN PERSONAS

Aquí os dejo un aperitivo inédito.

—Mire, señorita, cuando era niño pensaba que los camareros no eran personas de verdad. Pensaba que eran como una especie de esclavos que traían de algún sitio para servir a las personas reales. Pensaba que eran huérfanos o gente afectada por alguna merma, muertos de hambre o cosas así. Se quedaban tan sonrientes y serviciales y atendían de una manera tan rastrera nuestros caprichos que llegué a perderles el respeto por completo y recuerdo que una vez le escupí trozos de pan amasados en la boca a uno y mi madre me dijo que eso no se hacía. “¿El qué, escupir bolas de pan o escupírselas a los camareros?”, dije yo. Así pasaron los años y me hice adolescente pensando que los camareros no eran personas y, pese a que a veces les concedía esa categoría a algunos de ellos, no conseguía verlos como a iguales ni cuando me cruzaba con alguno de algún bar que frecuentaba, en una tienda o en un pub nocturno, y lo veía riéndose, bailando o comprándose unos calzoncillos. La primera vez que tuve la impresión de llevar toda mi vida equivocado respecto a ellos fue como un puñetazo en la boca. Tenía yo 18 años y me encontré en un bar de copas con el camarero de la sidrería a la que nos llevaba mi padre. Siempre lo veía ir de una mesa a otra como una puta rata sirviendo culinos de sidra y me parecía asombroso vivir en una sociedad que podía permitirse esclavos que echaran el líquido de la botella al vaso para que se lo bebieran las personas normales. Pues ahí lo tenías, morreándose con una chica muy guapa y fumando porros y bebiendo tequila a dos manos y además el camarero del bar le servía como a una persona.¡¡UN CAMARERO SERVÍA A OTRO CAMARERO!! Me saludo y me hice el loco. Insistió y se acercó a mí y me dijo que me conocía de la sidrería y yo le dije que ya veía que tenía una doble vida y que le dejaban esparcirse como a una persona normal. “¿Y tus jefes saben que te haces pasar por una persona normal en tu tiempo libre y andas por ahí cortejando y bebiendo? ¿Les molestaría si lo supieran? ¿Cuando haces de criado en la sidrería estás todo el rato contento o a veces sonríes de mentira? Quiero que sepas que yo pienso que nadie debería servir a otras personas y espero que algún día os den un salario o algo”, le dije, con la más empática de mis sonrisas. Por eso digo que fue como un puñetazo en la boca, porque me amenazó con dármelo si no me iba por ahí a joder a mi madre. De todas formas no fue entonces cuando me convencí de que los camareros también eran personas. Verá, señorita, no es lo mismo tener una opinión sobre algo, una opinión elaborada tras sesudos razonamientos, que una creencia. Las creencias están grabadas con huella indeleble en el cerebro y es muy difícil deshacerse de ellas y adoptar otras. Y la idea de que los camareros no eran personas no era una opinión sino una creencia. Fue necesario un puñetazo en mi cerebro y no en mi boca para que finalmente aceptara que había estado equivocado durante toda mi vida. Mi padre me consiguió un trabajo para el verano (sí, lo ha adivinado usted, un trabajo de camarero en un hotel) y cuando me vi con aquel disfraz sirviendo a las personas, rebajado a la categoría de esclavo, pensé que el mundo, tal y como lo conocía, había desaparecido para siempre y ahora ya nada me ataba a la vida real. Solo era un paria y mi vida solo podría ir a peor. En el vestuario les pregunté a los compañeros si tenían padres o si alguien les había secuestrado y obligado a realizar estas tareas humillantes, quería saberlo todo, ahora que formaba parte de ello, y les dije que en mi caso la culpa era de mi padre, que probablemente había perdido la razón y me había vendido como camarero. Me miraron como si hubiera una rana croando sobre mi cabeza. Durante los meses siguientes agudicé el oído y todos mis sentidos, y mi cerebro fue moldeándose y adaptándose a la situación. De alguna manera mis neuronas se habían organizado para darme una nueva versión de la situación que resultara soportable, porque el cerebro humano, señorita, es una caja de sorpresas con una capacidad de adaptación infinita. Ahora se había invertido la situación y eran los clientes los que no eran personas. Hacían cosas absurdas, pedían bebidas insensatas y sus caprichos no parecían tener límites. Mas hielo, una piedra menos, del tiempo y con hielo, café solo con unas gotas de leche, cortado corto de café, un poco más de leche fría y ahora caliéntamelo que se ha quedado frío. Se me ha caído el vaso. Anís después del vino y vino después del café. Llegaban cuando las sillas estaban sobre las mesas y el suelo fregado, pretendiendo cenar. Eran unos monstruos sin conciencia. Incluso una vez un niño me lanzó trozos de pan amasado. ¿Qué quiere que le diga señorita? Después de esa experiencia comprendí que la humanidad estaba compuesta por tarados maleables que cambiaban de taras según estuvieran en el equipo de los camareros o en el de los clientes. Así de sencillo es el mundo y así se lo he explicado, señorita.
—¿Y qué me dice de las camareras? Solo me ha hablado usted de camareros. —dijo la camarera, que había escuchado en silencio mi discurso, mientras me servía uno, dos y tres vinos.
—Pues creía que eran putas, pero es un tema que todavía tengo sin resolver.

Me miró como si sobre mi cabeza hubiera una rana croando. Sonrió, me puso otro vino y dijo:
—A este invita la casa —. Y arqueó las cejas y miró al cielo en un gesto que me recordó a mi Marisa.

Ya está. Las camareras no son putas.

3 comentarios

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  • javiguerrero

    javiguerrero
    Autor/a

    casi 11 años

    Por supuesto, Silvia, si ha aportado usted para mi proyecto retiro lo dicho y beso sus pies

  • javiguerrero

    javiguerrero
    Autor/a

    casi 11 años

    No sé, Silvia, me gustaría que me dijeras qué es lo que te gusta de mi proyecto y así poder decirte yo lo que opino del Spam

  • Silvia Martos

    Silvia Martos

    casi 11 años

    Muy buen proyecto, me gusta! Sé que no es el mejor lugar para decirte ésto pero soy una gran amante del crowdfunding y me encanta ésta forma de financiarse. Me gusta ésta iniciativa y quiero compartir con vosotros una plataforma de crowdfunding que he econtrado por casualidad startVal.com y que creo que es la mejor de todas con diferéncia! Saludos y Crowdfunding! A por ello!

#13 / Mira qué tonto+El baile de las moscas silvia

Pues poco más de un año más tarde he publicado un nuevo libro, esta vez sin dibujos que quizás os pueda interesar:

Dos libros sin dibujitos en uno:
“Mira qué tonto”, el libro reverso de “El baile de las moscas Silvia”, es una recopilación aleatoria de trocitos de vida que recuerdo como pequeñas performances surrealistas que enriquecen mi existencia sin haber hecho mella en ella, al igual que la visión de una gaviota despedazando una paloma o de una obra de arte bella y estúpida pueden grabarse con huella indeleble en la memoria sin ir acompañadas de conclusión alguna. Todo ello salpicado de esas encantadoras estupideces inventadas, destinadas a que el lector no acabe ensalivando las páginas mientras reposa su cabeza sobre el libro, sumido en un irremediable sopor.

“El baile de las moscas silvia” podría ser uno de esos relatos de iniciación de un adolescente a la vida adulta, pero el protagonista es demasiado hijo de puta como para hacernos brindar por la cándida adolescencia.

leer más

#11 / PREPARANDO EXPOSICIÓN MIENTRAS ESPERO LOS LIBROS

Mientras espero (esperáis) impaciente que me envíen los libracos preparo una exposición con algunas ilustraciones de este libro, del anterior y colaboraciones con el TMEO. Ahí tenéis el despliegue de láminas. Espero que me lleguen los libros el día 6 de septiembre y al acabar el mes esté todo entregado y si no lo está que la culpa sea vuestra.

Saludos y gracias de nuevo.

#09 / EL MOMENTO

Aquí lo tienen, señores, el gran momento en que descubro el marcador pasando la cifra mágica de 2600, grabado para la posteridad. No se asusten ni dejen que lo vean los niños.

#08 / CREÍA QUE LOS CAMAREROS NO ERAN PERSONAS

Aquí os dejo un aperitivo inédito.

—Mire, señorita, cuando era niño pensaba que los camareros no eran personas de verdad. Pensaba que eran como una especie de esclavos que traían de algún sitio para servir a las personas reales. Pensaba que eran huérfanos o gente afectada por alguna merma, muertos de hambre o cosas así. Se quedaban tan sonrientes y serviciales y atendían de una manera tan rastrera nuestros caprichos que llegué a perderles el respeto por completo y recuerdo que una vez le escupí trozos de pan amasados en la boca a uno y mi madre me dijo que eso no se hacía. “¿El qué, escupir bolas de pan o escupírselas a los camareros?”, dije yo. Así pasaron los años y me hice adolescente pensando que los camareros no eran personas y, pese a que a veces les concedía esa categoría a algunos de ellos, no conseguía verlos como a iguales… leer más

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