"Ardistóteles" y el origen de la Democracia en "Villa Atenas"

#02 / DE CÓMO SE INVENTÓ LA DEMOCRACIA EN ATENAS II

Esa noche, en la cena que celebraban en la playa alrededor de la hoguera, Ardistóteles, que era la ardilla con más cerebro y menos bellotas de toda la colonia, explicó su conclusión al resto de compañeras. A medida que Ardistóteles hablaba, la Gran Tirana dejaba de masticar... y casi se asfixia con un trozo de bellota asada. Sin embargo, al resto de la colonia se les abrían los ojos a tal punto que a alguna ardilla se le pusieron hacia atrás y tuvo que ir al oculista al día siguiente para que se los recolocaran.

• ¡Mandar todas! -gritó la ardilla más pequeña- ¡Me pido primer!

• ¡Segun! - chilló otra

• ¡Tercer! - se apresuró a pedir una tercera.

• ¡Que no! ¡Que no es así! -cortó Ardistóteles cuando iban ya por el turno 54.- Que no es mandar por orden, que es mandar entre todas...

Las ardillas se quedaron calladas mirándose unas a otras ¿entre todas?, empezaron a cuchichear, ¿cómo vamos a mandar entre todas?...¿todas a la vez?...éste está más loco que el viejo Ardillócrates...

• No podemos mandar entre todas -dijo por fin la Gran Tirana tomando la palabra- porque lo que quiere una no lo quiere la otra y lo que quiere una tercera no tiene nada que ver con lo de la primera ni con lo de la segunda. Si es imposible poner a tres de acuerdo, ¿cómo vamos a mandar entre todas?

• ¿No os acordais? -preguntó Ardistóteles- una vez tomamos una decisión entre todas: reuniéndonos, levantando la pata para opinar y contando las patas de los que opinaban que sí y de los que opinaban que no.

Las ardillas se revolvieron nerviosas y animadas: ¡Es verdad!, una vez mandamos entre todas...Sí, sí, yo me acuerdo, fue para decidir si poníamos un cartel de "Bienvenidos a Villa Atenas" en la entrada del pinar...Yo voté que no....Pues yo voté que sí....Pues yo voté con la pata en blanco.

• Sí, una vez hubo democracia, -interrumpió la Gran Tirana- pero ahora no, así que, hala, todos a dormir que mañana tenemos que recoger muchos piñones.

• De eso nada -dijo la ardilla pequeña- la democracia es mejor, con la democracia todos podemos opinar y tener los mismos derechos. ¡Yo voto por la democracia!.

• ¡Y yo!, ¡y yo! ¡y yo!, fueron diciendo las ardillas.

• Está bien -intercedió Ardistóteles tratando de calmar a las alteradas roedoras- aunque no estoy muy seguro de si es una buena idea, votemos quién está a favor y quién en contra de instaurar una democracia. Las que esteis a favor, levantad la pata.

Todas las ardillas menos dos levantaron la pata. Ardistóteles anotó: 70 patas a favor

• Bien, ahora que levanten la pata las que estén en contra.

Sólo la pata de la Gran Tirana se hizo visible por encima de las 71 cabezas restantes. Ardistóteles apuntó: una pata en contra. Miró a la ardilla que no había votado y le preguntó: "¿abstención?", (que significa: ¿no votas?). La ardilla ni le miró. Ardistóteles volvió a preguntar: "¿abstención?". Nada, la ardilla continuó royendo una bellota. "Debe ser una antisistema", murmuró Ardistóteles mientras anotaba: una abstención. "No, es que es sorda", le dijo su compañera. Rápidamente se lo explicaron por signos y votó que sí.

• Bueno, queridas, os comunico que ha habido 71 ardillas a favor de la democracia y una ardilla en contra.

• ¡Un momento! -interrumpió la Gran Tirana- como yo soy más importante que las demás, mi voto vale por 100, así que gano yo. Hala, todos a domir que mañana...

• ¡Sí hombre! -chilló la más pequeña- en una democracia todos los votos valen igual. Sigue Ardistóteles...

• Como iba diciendo, por mayoría de votos ha ganado la democracia. A partir de ahora, votaremos para tomar las decisiones conjuntas. Así que, hala, a dormir que mañana hay que recoger muchos piñones.... (CONTINUARÁ)