❗️Para poder utilizar Verkami debes hacerlo desde otro navegador. Instala o entra desde: Microsoft Edge, Chrome o Firefox. Microsoft ha dejado de actualizar el navegador Internet Explorer que estás utilizando y ha dejado de ser compatible con la mayoría de sitios web.

HISTORIAS DE LA CHUSMA de Oskar Bilbao

"Historias de la Chusma" es un libro de relatos para leer como si fuera un LP de los de antes.

Oskar Bilbao

Un proyecto de

Categoría

Creado en

0
segundos
58
Aportaciones
1.351€
De 1.000€
Aporta al proyecto

Escoge tu recompensa

O apóyalo con una donación

Aporta sin recompensa
Haz una donación altruista al proyecto sin recibir ninguna recompensa a cambio:

Historias de La Chusma
Historias de La Chusma

Historias de la Chusma es un libro de relatos para leer como si fuera un LP de los de antes. Escucharas canciones que suceden en diferentes tiempos y lugares. Historias donde siempre pasa algo porque el amor, el odio, el sexo, las drogas, el rock and roll y los sentimientos andan, sin cesar, rondando por allí.

Quiénes somos

Hola Soy Oskar Bilbao. He escrito y dirigido cortometrajes y algunos han sido premiados en festivales. Escribo sobre cine en mi blog del portal www.zinea.eus (en euskera) y en mi blog de la plataforma Blogger.

Oskar Bilbao
Oskar Bilbao

A qué destinaremos vuestras aportaciones

Destinaremos el dinero a sufragar parte de los gastos de maquetación, impresión y distribución del libro (tapa dura en color, papel ahuesado de 90 g y unas 180 páginas)

Calendario previsto

El libro estará impreso para finales de noviembre y se presentará en un lugar de Bilbao por confirmar antes del 15 de diciembre de 2017. Allí será entregado a todos los mecenas. A los que no puedan acudir se les hará entrega personalmente. Los envios por correo, en cualquier caso, se harán siempre antes de Navidad, por lo que se puede contar como un regalo para esas fechas.

Historias de La Chusma
Historias de La Chusma

Pasajes del libro

El Modigliani

Aunque odio a los niños, mis hermanas y cuñados me habían obligado a disfrazarme de Olentzero aquellas navidades.
—Quiero una cámara de fotos con wifi, una mochila de La Patrulla Canina, un yoyó, y un juego para la Wii2 a medias con mi hermana Oihane.

Al principio, creí que aquello iba a acabar desbaratando mi plan, pero no fue así. Hacía años que no había hablado con C y sabía que sólo una llamada imprevista en un día imprevisto podría captar su atención.
—Hola, C, soy Koldo Hurtado. ¿Cuánto tiempo, eh?
—Ah, Koldo, sí mucho tiempo. Dime.
—Perdona que te llame en un día como hoy, pero creo que tengo algo que te puede interesar.
—Tengo todo el año que viene completo, ya lo siento.
—No, no es eso. He encontrado unos lienzos en una vieja nave de antes de la guerra. Creo que uno incluso podría ser de Modigliani. O de un discípulo. En la parte trasera del lienzo pone Cliff de Hory. Iba a llamar a Icaza, pero creo que no está a tu nivel.

Aunque era Nochebuena, C mordió la cucharilla como una lubineta. Yo conocía sus puntos flacos y estaba dispuesto a aprovecharme de ello. Pronto vi, además, que el hecho de que mis hermanas y cuñados me hubieran endosado a última hora aquel muerto no iba a ser en absoluto un obstáculo. A fin de cuentas, todo el mundo tiene que hacer algo en Nochebuena. C, por ejemplo, me dijo que iba a cenar con la familia de su atractiva esposa.

A pesar de que no me daba tiempo para poder pasar por casa a cambiarme, no quise retrasar la hora de mi cita con C. Al fin y al cabo, ir vestido de Olentzero en Nochebuena no es algo tan raro.

Lo vi llegar a lo lejos por la Gran Vía. Lo reconocí en seguida por su andar falsamente seguro. Mi sorpresa fue mayúscula a medida que se acercaba. Cuando cruzó a la Plaza Elíptica vi claramente que él también venía vestido de Olentzero. Encima del disfraz llevaba un abrigo caro negro, estrecho por la cintura. Aquello, junto a la txapela, las medias de lana blanca y las abarcas de cuerdas, lo hacía parecer aún más ridículo que yo mismo. No se había quitado ni la barba. En ese instante me di cuenta de que yo tampoco. También recordé entonces que aún llevaba el saco de carbón atado a mi espalda. Mi hermana Eunate me lo había cosido para así poder agarrar a los niños en brazos sin que me molestara, y se me había olvidado quitármelo.

C seguía caminando hacia donde yo me encontraba. Me vino la imagen de dos Olentzeros reunidos en medio de la Plaza Elíptica a las doce de la noche. Los chavales que habían quedado en la fuente miraban con cara de mosqueo. De inmediato, intenté apartar aquella visión de mi pensamiento para poder concentrarme mejor.

Yo había conocido a C al terminar la carrera. Ambos éramos dos jóvenes con ganas de ser reconocidos como artistas. Su problema era que no tenía talento ni para hacer fractales. Mi problema, sin duda alguna, fue C.

Ocurrió hace exactamente 23 años. Era invierno y mi amiga Ana Ezkurza había organizado una exposición de artistas de la India y Pakistán. La exposición, aparentemente, había sido un gran éxito si nos ateníamos a los periódicos o a las diferentes emisoras. Incluso se emitió un reportaje en la tele de entonces. Pero no se vendió un solo cuadro.

+ Info

Mi blog. Aquí encontrarás más noticias y pasajes del libro:
El Blog de Niko Leize

Mi blog de cine:
Cliff de Hory (en euskera)

Estos son mis perfiles personales:
Instagram
Vimeo
Twitter
Facebook

Preguntas frecuentes

Aún no hay ninguna publicada.

¿Tienes alguna otra duda o pregunta?

Pregunta al autor/a

2 comentarios

Si ya eres mecenas, Inicia sesión para comentar.

  • javier pineda martinez

    javier pineda martinez

    más de 6 años

    tio oskar!!!! con muchas ganas de leerlo!! un abrazo!!!! soy urko. aupa athletic eta aupa oskar!!!

  • izar y luis

    izar y luis

    más de 6 años

    Goyo!!!! Deseando leerlo, tiene buenísima pinta. Un abrazo!!!!Izar y Luis

Volver a todas las actualizaciones

#02 / Nuevo pasaje: "Zombie"


"Era un edificio del período de entreguerras. Klaus y yo habíamos llegado allí caminando. Yo había volado desde Bilbao el día anterior. Aunque ya había anochecido, hacía un calor endemoniado con una humedad que conseguía que se te acabara pegando toda la ropa al cuerpo.
—Nopte buna.
—Bunna seara, domnilor —respondió uno de los encargados de la puerta mientras se partía de risa por mi desvergüenza.

Klaus y yo entramos en el salón donde se celebraba la fiesta. Estaba totalmente reformado de manera lujosa y la decoración tenía un punto hortera, con unos pendones patrióticos que colgaban de las paredes. Probamos algo de la comida del catering, pero lo que ofrecían era absolutamente insulso. Era realmente difícil hacer algo peor con los mismos ingredientes. Klaus ya me había advertido acerca de la comida rumana. Sin embargo, comprobé una vez más que las cosas siempre pueden empeorar. En seguida, a Klaus y a mí se nos hizo evidente que aquel lugar estaba plagado de arribistas, de una manera que nos resultaba tremendamente molesta, casi obscena. Los detectabas por su manera de vestir, de andar y de sonreír. Como no veíamos a Ethan, tras media hora aburridos, Klaus y yo decidimos salir fuera por una de las puertas laterales del salón.

Fuimos afortunados porque lo interesante ocurría en el edificio contiguo, que estaba comunicado por medio de un pequeño jardín común. Era otro palacete antiguo y sobre la puerta principal tenía la típica visera porticada de forja de hierro y vidrio que tienen todos los edificios nobles de Bucarest. Frente a la entrada crecían libres cuatro sauces. A diferencia del anterior, éste edificio parecía abandonado. Sin embargo, tanto Klaus como yo, casi al mismo tiempo, percibimos un murmullo grave y lejano. Nos miramos y, sin decirnos nada, decidimos atravesar el estrecho pasillo formado por el propio edificio y un muro hecho de paneles de aglomerado que estaba coronado por una selva de ramas de nogal.

Fue así como llegamos a aquel jardín que me resultó sublime, en el sentido más puramente romántico de la palabra. Un DJ que no molestaba pinchaba una música muy ambiental. Los focos de luz, distribuidos por todo el césped del jardín, dotaban a aquel lugar de un atractivo probablemente mayor al que tendría a plena luz del día. Diseminadas, las lámparas estaban dispuestas en una especie de cenadores, todos diferentes entre sí, construidos con tablas de madera reciclada. Abundaban, en desorden, árboles de todo tipo como cerezos, manzanos, sauces, hayas y otros que no reconocí. No había parterres ni rocallas, ni tampoco nada que se le pareciera. Los rosales crecían a su libre albedrío junto a las amapolas y al resto de la vegetación.

En su mayoría, la gente que había allí era más joven que Klaus y que yo, y estaba repartida por el jardín en hamacas, tumbonas y pufs. Al de un rato me di cuenta de que la iluminación variaba cada cierto tiempo, lo que contribuía a crear una atmósfera de película de terror antigua. Sobre una gran tela blanca se proyectaban imágenes de clásicos como Nosferatu y Metrópolis, pero las alternaban con versiones de esas mismas escenas filmadas en las actuales calles de Bucarest, llenas de bloques brutalistas.

También parecía haber bebida sin fin. Estaba apilada en varias neveras de cristal iluminadas y con publicidad de la marca de cerveza que patrocinaba el festival. Cada uno era libre de coger de allí lo que quisiera, al menos hasta fin de existencias. Pero lo mejor era que allí no había ni políticos, ni camareros, ni busconas. Y eso se notaba nada más llegar. Klaus y yo nos miramos e inmediatamente fuimos conscientes de que habíamos encontrado nuestro sitio. Ethan —en algún momento— acabaría apareciendo por allí."

0 comentarios

Inicia sesión o Regístrate para comentar esta entrada.

#02 / Nuevo pasaje: "Zombie"


"Era un edificio del período de entreguerras. Klaus y yo habíamos llegado allí caminando. Yo había volado desde Bilbao el día anterior. Aunque ya había anochecido, hacía un calor endemoniado con una humedad que conseguía que se te acabara pegando toda la ropa al cuerpo.
—Nopte buna.
—Bunna seara, domnilor —respondió uno de los encargados de la puerta mientras se partía de risa por mi desvergüenza.

Klaus y yo entramos en el salón donde se celebraba la fiesta. Estaba totalmente reformado de manera lujosa y la decoración tenía un punto hortera, con unos pendones patrióticos que colgaban de las paredes. Probamos algo de la comida del catering, pero lo que ofrecían era absolutamente insulso. Era realmente difícil hacer algo peor con los mismos ingredientes. Klaus ya me había advertido acerca de la comida rumana. Sin embargo, comprobé una vez más… leer más

#01 / ¡Nuevo avance del libro!

![]

A continuación podéis leer un nuevo avance de Historias de la Chusma. Pronto más información. Es un excelente regalo para navidades y, si eres de Bilbao, mucho más. Luego la gente dice que no sabe qué regalar.

Segundo de ikurriñas

El tío Manolo preguntó a Jorge:

—¿Qué estudia Maite?

Se refería a la nueva cuidadora. Jorge miró a su padre con cara de granuja y contestó:

—No estoy seguro. —Luego añadió—: Segundo de ikurriñas, creo.

Todos los mayores que estaban allí se rieron con su respuesta. Algunos incluso se troncharon. Aquello cundió muchísimo. Franco había muerto hacía poco, y Jorge tendría ocho o nueve años. Yo no tendría más de once o doce.

Cuando se marcharon los invitados, todos los hermanos ayudamos a mi madre a recoger los vasos y los platos. Luego, aquella misma noche, Txomin y yo conseguimos ver un capítulo de Kung… leer más

Utilizamos cookies propias esenciales para poder ofrecer nuestro servicio y de terceros para poder conocer el uso de la página. Política de cookies