< rewind < >> fast forward >>, proyecto multi disciplinario. Estreno en Madrid

#11 / la bailarina y el fotógrafo (el bailarín y el fotógrafo, la bailarina y la fotógrafa, el bailarín y la fotógrafa)

La bailarina y el fotógrafo

Cuando empecé con el baile Kathak, danza clásica del Norte de la India, supe del cineasta Satyajit Ray y un poco mas tarde topé con la película Jalsaghar (el Salon de Música, Bengala, India 1958) en el Cine Doré de Madrid. Creo que era en 1998. En ello veía un decadente rico, que tras unos desastres en su vida, llega a gastarse lo último que le quedaba, en la obsesión de una bailarina (de Kathak). El hombre es retratado en toda la película, con lentitud, como un sabio o un obsesionado, que contempla la vida mientras se la escapa de sus manos. Por casualidad en Barcelona lo vio un sabio (¿o un obsesionado?), un filósofo, escritor sobre la Arquitectura, que tuve la misma idea que yo; recrear la escena en vivo o bailar delante de la pantalla. Bailé en los Colegios de Arquitectos en Barcelona, Gerona y Madrid, gracias al esfuerzo de Pep Quetglas. Mas tarde bailé en la inauguración del Festival de Cine de Granada delante la pantalla con la proyección de este episodio de la película, en el mismo traje, usando el sonido de la película proyectada a mis espaldas, gracias a Felix Gomez Úrda y en el Colegio de Médicos en 2002 para los cumpleaños de Vicente Ferrer (82 cumplió). La chica en la película baila delante de un espejo enorme, previamente liberado del polvo de años en pasividad haber reflejado una vida sin vida, y de repente luce la espalda de una chica muy rápida, agil y llena de vida y un público conmovido, que observa. https://www.youtube.com/watch?v=NGzlScDIVC4

Con esta escena siempre me acuerdo de aquel bailaora famosa, que me lloró en un camerino sobre su marido;" Me adora, le encanta todo lo que hago, pone el dinero necesario para apoyarme, no me puedo quejar de nada, pero no lo soporto, porque contempla, solo contempla, no participa...es como que vivo con un espejo muerto, que absorba, pero no devuelva nada".

Bailarines. Hace poco leí en los redes que unos científicos habían logrado ver una diferencia en los genes de los bailarines profesionales, y otro cambio significativo en los genes de los músicos. Los bailarines, somos genéticamente distintos. (Richard P. Epstein, Israel, http://www.sciencedaily.com/releases/2006/02/060213183707.htm) También había leído que el cerebro cambia al practicar los giros rápidos, que con el tiempo se modifica algo en el cerebro que hace que ya no se marea. http://www.cambiodigital.com.mx/mosno.php?nota=165441#.U1N5zVV_t58

Fotógrafos. Estoy seguro que los fotógrafos son un tribu con sus genes definidos. La mayoría de fotógrafos buenos que conozco, tienen una mirada aguda, nítida, brillo en los ojos, el blanco muy limpio, pero la forma, o la mirada, con nostalgia, con cierta melancolía. Lo que diferencia un bailarín de un fotógrafo es que el bailarín vive de instante al instante, de miles de fotografías tras otras, el fotógrafo capta, guarda, para su memoria, archiva para contemplarlo el o para que lo contemplan los demás; al hacer clic hace el testimonio que algo ha sucedido, hace la prueba, un certificado de una realidad.

Palabras. Las artes que no usan palabras, son las artes que plasman donde las palabras sobran, o no son capaces de plasmar lo que sucede, lo que se sientan. Las palabras, las descripciones verbales o literarios sobre que sucede, pueden fijarse, en textos escritos, en audio. Y leyendo vemos. Lo vemos. Lo vemos a nuestra manera, con nuestra interpretación. Con nuestro imaginación, una fantasía basada en memoria, recuerdos, pensamientos de palabras, sueños no verbales. El público que observa una película, o un baile, o una foto, al final no es tan muerto como había descrito la bailaora desesperada. El que contempla, hace digestión de lo consumido, se alimenta. Todos los artistas encontramos a veces a públicos que se alimenta de forma tan activa, que ellos forman casi parte de nuestra tribu, que casi entran allí, en el mismo plano, y nos devuelvan mucho. Eso es maravilloso, porque el arte, (mientras hoy en día, sobre todo políticamente, se quiere poner separada de la sociedad), es su reflejo, es el espejo del alma, y en una sociedad no muerta, es importante tener estímulos de acordarnos que somos activos, aunque sea solo haciendo digestión de lo vivido.

La mirada. Cuando era pequeña, mi padre me enseño unos ejercicios para los ojos. Debía abrir un libro con letras pequeñas delante de una ventana. Mirar al horizonte, lo mas lejos posible, y enseguida fijarme en una letra en el libro, y así numerosas veces. Mirar lejos y cerca. Cerca y lejos. Si quieres ver algo muy cerca, no enfocas bien, tienes que alejarte un poquito, cuando quieres ver algo demasiado lejos, tienes que acercarte mas. El ejercicio del ojo, el ejercicio de vida. Pensé que las personas en llanuras, tienen miradas mas profundas que las que viven encerradas en ciudades, en casas sin ventanas, en valles sín acceso a las cimas de montañas. Siempre nos quedan el cielo, pero pocas personas miran arriba. Mirar a un cielo azul, no nos da esa profundidad. Cuando enfocamos sobre una estrella, un punto concreto como las bailarinas cuando giramos, somos capaces de proyectar la mirada, de dirigirlo bien. Nos enseñan que en la vida hay que estar enfocados. Pero tu enfoque puede ser la desenfocada. Somos libres hasta en las formas de mirar. Elegimos puntos de vistas. Elegimos formas de mirar. Seleccionamos lo que queremos ver.

Sabios. Las personas mas sabios, han tenido sus manifestaciones sabios en las llanuras , los desiertos, la libertad. Creo que un buen bailarín, conoce a su cuerpo como vehículo del alma, mira profundamente hacia dentro para prolongar esa mirada extendido hacía mas lejos que la arquitectura de su espacio escénica intenta captar. El bailarín mira con sus dedos, con su pelo, con su rodilla y su omóplato, al mismo tiempo de que es consciente que le observan. El bailarín coreográfa (si me permita usar coreografiar como un verbo) las miradas del público, puede definir, con su movimiento, que en tal y tal momento específico, la mirada debe estar sobre todo sobre la garganta, o sobre la nalga derecha en tensión al igual que un fotógrafo puede ayudar su público en fijarse en aquel detalle. Los dos pueden dar pautas para poder ver la poesía en esa garganta al aire, esa músculo en tensión. El bailarín necesita poder ver como un fotógrafo, y el fotógrafo como un bailarín. Tratamos el espacio, el tiempo, la contemplación y la acción a la vez. Bailamos ambos entre realidad e ilusión. El Ahora es una cadena de memoria, es la eternidad que no es la muerte, nos encontramos ahora mismo en algo que forma, ha formado y formará la eternidad. Me gusta bailar y contemplar como mi sombra y la de las cosas desvanecen con el cambio de la luz del sol...

Sharmini Tharmaratnam, 20-4-2014