#04 / ¡Feliz Navidad!

Es la hora.

Igual hay que hablar de ser felices.

Que llega la navidad, que se acaba el año, y que toca hacer balance, aunque no se quiera.

Igual toca pensar en como se ha dado este año caótico, en como ha cambiado la vida en tan poco tiempo, en como ha cambiado la gente, en como he cambiado yo misma.

También, igual, hay que hablar de todo lo que ha pasado este año, y de todo lo que no.

De los besos que no he dado, de los que he dado de más, de las veces que no he dicho te quiero y de las veces que me hubiera gustado decirlo y no me ha salido hacerlo.

Empecé el año con una vida y lo termino con otra totalmente distinta.

Se ha acabado el caos de las maletas y los viajes en aviones que duraban una eternidad, he saltado en conciertos como hacía años que no lo hacia, he llorado más de lo que me hubiera gustado, y me he sentido mucho más vulnerable de lo que me imaginaba que podía llegar a ser.

He compartido mi vida con gente que no lo mercería, y también la he compartido con gente a la que no podría decirle gracias por existir porque creo que se queda demasiado corto.

He discutido y me he reconciliado, y también lo he hecho y lo he dejado pasar, cerrando puertas, sin abrir ventanas, porque no mercería la pena.

He echado de menos a rabiar, y me he sentido cerca aún estando lejos de muchas personas.

He conocido a gente que ha llegado para quedarse, que me ha hecho entrar en su vida de la misma manera que han entrado en la mía, a modo kamikace, sin importar los riesgos.

Me he ilusionado y he dejado de hacerlo de manera express, he entendido que a veces no es todo lo que parece, y que un abrazo vale la vida, entera.

Me he arrepentido de muchas cosas que he hecho, pero de ninguna por haberlas dejado de hacer.

He pasado un verano de los de verdad, y me he quitado un lastre de encima que arrastraba durante antes.

He querido de manera sobre humana, a los míos, a los que si, a los que están los veas o no, y he vuelto a recordar que no importa el tiempo que lleven, que eso es lo de menos.

He escrito un libro, he sido casa con los de mi sangre y he recordado que solo creyendo en lo que quiero, conseguiré mis metas.

Ha llegado diciembre como un torbellino para terminar de enfilar el año, de abrirme los ojos.

Ha aparecido lo que no esperaba, me han llamado pequeña por encima de mis posibilidades, he hecho magia sin saberlo, he sonreído de más en los madrugones, y me he planteado cosas que hace un tiempo me hubieran parecido de locos.

He vuelto a tener un poquito más de esperanza en la humanidad.

Tengo un nuevo trabajo donde me siento en casa, donde hay mucho por hacer y donde se me valora como hacia mucho que no me sentía.

No me ha tocado la lotería, pero hace mucho que recibí el premio gordo con mi familia, la que se elige y sobre todo con la que no.

Igual hay que hablar de ser felices, de recordar quienes somos y lo que en realidad tenemos y a veces no nos damos ni cuenta.

Y también, igual, hay que dar las gracias.

A los que estáis, a los que os habéis marchado, a los que os preocupais, a los que no preguntáis porque ya lo sabéis, y a quien ha llegado y lo ha puesto todo patas arriba para recordar que hay que sentir, que ya está bien de barreras, que se pasa el tiempo y no estamos para perderlo, que estamos de paso coño, y ya está bien de taparnos los ojos por si aparece algo que no queremos ver.

Solo os deseo felicidad, mucha, a todos.

No nos merecemos menos, la tenemos delante de nosotros, aunque a veces las nubes no nos dejen ver el sol.

Feliz navidad, gracias por haber hecho posible que este año que vamos a dejar atrás haya superado mis miedos y haya logrado cumplir un sueño más, no os lo voy a poder pagar nunca con dinero, pero... intentaré encontrar la forma de hacerlo de otro modo ;)