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Desde la celda

Las personas que viven privadas de libertad nos necesitan y, por ello, queremos grabar un cortometraje en la antigua cárcel de Segovia que facilite la empatía hacia estas personas. Queremos difundir que TODOS tenemos un gran papel entre esos muros y, ¿por qué no? Queremos que tú también tomes parte.

Laura

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El mensaje que queremos transmitir es claro: las personas que viven privadas de libertad nos necesitan. Las cartas son una fuente de aliento inagotable para aquellos que viven cumpliendo condena y, al final, redunda en el interés general que ese tiempo de encierro sirva para encauzar las vidas de los que por azar, pobreza o malos hábitos acabaron cayendo presos. En España, sólo el 6% de los presos se encuentra cumpliendo condena por delitos de sangre o naturaleza sexual, por lo que más del 90% de la población reclusa lo es por tráfico de drogas, robos u otros delitos relacionados con el estatus socio-económico de la persona.

Queremos grabar un cortometraje que facilite la empatía hacia estas personas; queremos difundir que TODOS tenemos un gran papel entre esos muros, porque entre todos también, carta a carta, podemos lograr que no se sientan abandonados y que, por lo tanto, sean excarcelados sin el rencor y el odio que acarrean aquellos que lo perdieron todo al entrar en prisión. De nuevo, el mensaje que queremos transmitir es claro: hay que escribir a nuestros presos; no hay que dejarles caer en la desidia porque, por un futuro sin víctimas, redunda en beneficio de todos que puedan redirigir sus vidas.

A qué destinaremos vuestras aportaciones

Hemos pensado llevar a cabo el rodaje en la antigua cárcel de Segovia, pero somos de Madrid. Creemos que aprovechar ese espacio es casi obligatorio para transmitir el mensaje que queremos difundir, ya que no encontraremos mejor lugar que la propia cárcel para representar los adentros del mundo penitenciario.

La mitad del presupuesto será empleado para pagar los gastos del rodaje en la propia cárcel, mientras que el resto de lo recaudado, será utilizado para costear el desplazamiento de todo el equipo a Segovia (y si logramos cuadrar bien las fechas, somos bastantes!!); para pagar al actor profesional que llevará a cabo la interpretación; y para poder hacer entrega de las recompensas.

El resto del equipo participará en el proyecto sin percepción económica alguna, pues nuestro máximo interés redunda en el hecho de darle visibilidad a la realidad penitenciaria española; de generar conciencia y de promover más acciones de solidaridad hacia los presos.

Y... ¿si se recauda dinero de más?

Pues... para otro corto!! La verdad es que tenemos dos ideas en mente y, si bien sólo pedimos financiación para una de ellas (por la necesidad de desplazarnos y de costear los gastos de gestión del rodaje en el centro de Segovia), todo lo que sobre irá destinado a un segundo vídeo!! :)

Pero... ¿por qué la cárcel?

La verdad es que queremos adentrarnos en un mundo que apenas tiene antecedente audiovisual realista: todo lo que se graba sobre las cárceles, que es mucho, se graba con un interés morboso que desvirtúa la realidad de quien vive los muros en su día a día.

No hay campañas de sensibilización; no hay un movimiento que defienda a estas personas como puede haberlo en otros sectores. Todos los días ven la luz campañas sobre los derechos de los niños, los animales, los inmigrantes, las personas con diversidad funcional, las personas que sufren patologías raras, las personas mayores... ¿por qué no los presos?

Creemos firmemente que hay que darle visibilidad a esa realidad, que tiene que dejar de ser un tema tabú, y que tiene que preocuparnos más de lo que en la actualidad nos preocupa. Afrontamos el reto y lo hacemos con gran ilusión, con la idea además de insertar subtítulos en ingles y en francés para darle mayor difusión a estas cuestiones.

Sobre las recompensas

Nos ha parecido oportuno que todo aquel que quiera colaborar sea obsequiado con un paquete de sobres para que pueda escribirse con algún/alguna interno/a!! Además, a elección de cada uno de los mecenas, podrán insertarse los nombres de los distintos colaboradores en los agradecimientos de los créditos.

También existe la posibilidad de recibir una copia del corto en DVD; de recibir las fotos del rodaje; e incluso de asistir al centro el mismo día de la grabación!!

Lo más importante para nosotros es que esta iniciativa pueda generar debate y movimiento para que, en un futuro, podamos seguir trabajando en labores de difusión, sensibilización y solidarización. Aun así, dado que nuestra idea es llevar a cabo el rodaje en el mes de julio, queremos que las recompensas vayan llegando a nuestros mecenas a lo largo del mes de agosto o, a más tardar, de septiembre :)

Calendario previsto

Estamos tan ilusionados con el proyecto, que no nos planteamos dejarlo para después del verano: queremos tenerlo todo listo antes de que acabe el mes de agosto!!

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8 comentarios

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  • Laura

    Laura
    Autor/a

    casi 9 años

    Nada nos haría más ilusión que poder contar contigo el día del rodaje!! Sería maravilloso que pudieras venir, de verdad, me ha emocionado mucho leer tu mensaje por el papel que la COPEL tuvo en las prisiones a lo largo de esos años. Por ahora, hemos iniciado las gestiones para reservar el último fin de semana de julio, por lo que, en cuanto nos confirmen el día del rodaje, lo publicaré en el blog del proyecto para que todas las personas interesadas se puedan organizar. Si quieres que hablemos más detenidamente, no dudes en volver a escribirme!! :)

  • Carlos

    Carlos

    casi 9 años

    Salud compañer@s: Tengo las vacaciones a partir del día 1 de julio. Estuve preso en los años 80, cuando ya la COPEL estaba dando los últimos coletazos. Si grabáis en julio me gustaría asistir al menos un día ¿puede ser? Decidme cómo. Un saludo.

  • Laura

    Laura
    Autor/a

    casi 9 años

    No sabes cuánto me alegra que las personas que han vivido esas paredes vean con tan buenos ojos este proyecto!! Sois la motivación constante de los que trabajamos día a día por construir un mundo sin cárceles, así que desde ya quiero que sepas que estás más que invitado a colaborar con nosotros: tú y todas las personas que quieran!! La verdad es que el papel protagonista ya ha sido asignado a un profesional que lo hará de perlas, pero si quieres involucrarte en cualquier otra cosa... serás más que bienvenido!! Se está sumando mucha gente para ayudar con la logística, con la preparación, e incluso para hacer acto de presencia, así que no te extrañe que al final el rodaje se convierta en un punto de encuentro muy interesante para los que nos movemos en estos ámbitos. ¿¿Cómo ibas a no estar invitado?? :)

  • MIKEL

    MIKEL

    casi 9 años

    puedo colaborar en el video?.como actor,ya que fui privado de libertad y conozco bien el sentimiento de sufrimiento de las personas privadas de libertad,me gustaria colaborar con vosotr@s en este proyecto!

  • Laura

    Laura
    Autor/a

    casi 9 años

    Pues... no!! Y te voy a decir por qué: el proyecto que hemos presentado tiene por objeto fundamental la sensibilización de la sociedad. Queremos que la gente se implique, que hable, que actúe!!

    Yo contribuyo todos los meses económicamente con varias personas privadas de libertad, pero... ¿qué trascendencia tiene eso? Para las personas que se benefician muchísima, claro que sí; pero para el resto de la sociedad es un gesto que pasa desapercibido.

    Si queremos que las calles hablen de las cárceles, hay que trabajar en las calles. El medio audiovisual es muy efectivo/eficaz en ese sentido porque se difunde, no caduca y despierta conciencias.

    No tenemos especial interés en grabar y grabar (yo ni siquiera soy de la rama de audiovisuales porque pertenezco a la disciplina jurídica, así que imagínate), pero creo que lo que propones relegaría a un segundo plano la sensibilización que perseguimos.

    De todas formas, la que escribe no se olvida de los de dentro e interviene activamente por y para las personas que viven privadas de libertad, no vayas a creer lo contrario!! :)

    Lo que sí te digo es que trabajando un poco fuera... seremos más los que lleguemos hasta dentro, y eso es a lo que aspiramos con este trabajo!! De hecho, a decir verdad, tenemos la esperanza de que el corto pueda servir de base a una futura plataforma, así que todo es ir dando pasitos... :)

  • Txitxo

    Txitxo

    casi 9 años

    Y... ¿si se recauda dinero de más? No crees que en vez de pensar en un segundo corto podrias utilizar el dinero sobrante para facilitar algo la dificil vida de las personas en la prision?

  • Laura

    Laura
    Autor/a

    casi 9 años

    ¿¿Los sobres?? Nada!!

    Podrás usarlos para escribir a lo/as internos/as: ¿hay mejor contenido que ese? Tú mismo podrás llenarlos de ilusión y de esperanza para que aquellos que viven cautivos tengan un soplo de aire...!! :)

  • alvaro

    alvaro

    casi 9 años

    ¿Qué contienen los sobres?

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#08 / En respuesta a una funcionaria de prisiones...

Recibimos el e-mail de una funcionaria de prisiones que no cree que el nuestro sea un compromiso serio y responsable; que no comparte el mensaje; que no está de acuerdo con él.

Ésta ha sido la respuesta:

La verdad es que llevo varios días queriendo sentarme a escribirte, pero por suerte o por azar no he podido hacerlo hasta ahora. Si me paro a pensarlo puede que buscara excusas para no tener que hacerlo, para retrasar el momento o qué sé yo, para evitar tener que recordar lo miserable que somos como especie. Agradezco mucho que me enviaras tus valoraciones y, si te soy sincera, las esperaba con impaciencia. Las he leído varias veces para saber cómo o por dónde empezar a escribir y, sin tenerlo muy claro todavía, he tomado la decisión de escribirte de todo corazón, sin más. Olvidándome de las consideraciones jurídicas o sistemáticas, me he decidido por las meramente humanas que, por desgracia, a su vez, suelen ser también las más olvidadas.

Esta semana han muerto dos personas en prisión. Puede que hayan sido más, pero yo me he enterado de dos, que ya me parecen muchas. Diría que demasiadas, como siempre. Siempre son demasiadas, por pocas que puedan ser. La primera de esas muertes se produce en una celda de aislamiento por incendio. Constará en las estadísticas como muerte accidental, claro. Increíble. La segunda de ellas no es menos indignante y viene antecedida por lo que hemos decidido reflejar en el corto: torturas, inmovilizaciones y la persistente negativa de asistir al hospital; todo ello con la legitimidad que el reglamento penitenciario otorga a tales situaciones por la necesidad de restablecer el correcto funcionamiento del centro. Cláusula de impunidad donde las haya. Su madre Dolores cuenta lo sucedido en el siguiente enlace. Te invito a que lo escuches 5 minutos desde el minuto 8. Lo hago con el corazón encogido y las tripas revueltas. Escuchar a esa madre es mucho más que desgarrador, pero por suerte me he recordado antes de empezar a escribir que somos una especie miserable. Ya deberíamos estar curados de espanto y, sin embargo, somos muchas las personas que no nos acostumbramos a que eso suceda, que lloramos con cada una de esas muertes, que nos acongojamos con cada caso que se torna mediático en el entorno anticarcelario por las irregularidades en que incurre. El día que dejemos de hacerlo, sencillamente, estaremos muertos.

Soy consciente de que lo que reflejamos no es el día a día de las 65.000 personas que viven presas; de que hemos elegido una realidad minoritaria para darle difusión a un mundo con dificultades muy complejas; y de que el vídeo puede resultar molesto para las personas que sí que trabajan con el empeño y la ilusión de devolverle una segunda oportunidad a quien lo necesita, entre las que altruista y modestamente podría incluirme. Tampoco creo que esas personas sean la mayoría o la regla general ahí dentro porque, en un sistema masificado que obliga a la desatención más que la atención, toda frustración profesional es poca.

La megafonía avisaba a 15 de ellos para que fueran visitados por la psicóloga. ¿Qué iba a poder hacer ella en una hora con toda esa gente sino rellenar un mero formulario? No me extraña que dimitan. En honor a su vocación, yo también lo haría, sobre todo si me dedicara al ámbito sanitario. ¿Cuántos médicos habrán dejado de ejercer en prisión por una mera cuestión de principios deontológicos? Me horroriza pensarlo, aunque más me horroriza pensar en los que se quedan, en los que empastillan y medican sin ton ni son a personas que, francamente, solo necesitan amor. “El pan es lo primero”, supongo que dirán. El pan, y todo lo que pueda acompañarle. El pan sería perfectamente compatible con la excarcelación de los enfermos terminales y lo cierto es que, por desgracia, la enfermedad terminal sigue siendo la primera causa de mortalidad en prisión, pese a lo previsto en el reglamento penitenciario. Recuerdo el estado de letargo en que nos recibían muchos de ellos cuando entraba a intervenir con la ONG (la cual, dicho sea de paso, dejé por complaciente). Pastillas a granel, medicación de contrabando, recetas a diestro y siniestro, despersonalización, prisionización. Psicotrópicos legales para amansar a las fieras: a mayor fuera de juego, menor guerra darán. No bastando con eso, no son pocas las personas que se ven privadas de un tratamiento médico, aun a riesgo de costarles la vida. ¿Imaginas por un momento cómo deben de sentirse las familias de quienes padecen Hepatitis C? Por si fuera poco tener a un ser querido en prisión, esas familias lidian y batallan contra una administración que todo lo puede, que todo deshumaniza y que todo lo arrasa. Mientras, por supuesto, la persona hepática pierde la vida. Lo cierto es que se mueren; y no se mueren, los matamos. ¿Qué consuelo podemos darle a cuantas personas no pudieron despedirse de quien se despidió de la vida encerrado entre hormigón? El mero hecho de intentarlo, vuelve a recordarme que somos miserables.

La verdad es que a mí también me molesta mucho el contenido del corto, no te engañaré: me destroza, me desolla, me desarma. Me toca como pueda tocarle a la madre que ve impotente el sufrimiento de su hijo; me molesta y me duele como si su dignidad fuera la mía y, de hecho, de todo corazón, creo a ciencia cierta que lo es. No dormiré tranquila mientras haya un solo ser enjaulado, qué le vamos a hacer. Ésa será mi lacra y mi virtud, supongo.

Me consta que las personas que quieren cambiar el sistema desde dentro son muchas, o quizás no tantas, pero sé que son, que existen, que las hay. En realidad estoy convencida de que son una minoría, de que la mayoría simplemente se ha acostumbrado a desempeñar su puesto, tan mecánico y rutinario como pueda serlo cualquier otro. Imagino situaciones en las que, por nada del mundo, quisiera estar en la piel de los de tu cuerpo, pero por otro lado imagino que no debe de ser difícil acostumbrarse a las condiciones laborales del cargo, pese a los recortes. Sé que aun así, con todo, hay gente interesada en el porvenir de quienes algún día serán puestos en libertad y, de no ser por ello, no creo que nunca hubiéramos podido intercambiar impresiones, aunque sea por este medio tan impersonal. Yo no estoy a favor ni de las generalizaciones ni de los prejuicios (lo contrario me hubiera impedido entregarme al medio penitenciario), por lo que, en ese sentido, siempre será un placer poder poner en común ideas, perspectivas y valoraciones. No obstante eso, imagino que la buena voluntad de algunas personas no es suficiente; que no es óbice para que las situaciones minoritarias, que contaminan y convierten en repugnante toda la institución, sean pasadas por alto. Nuestra intención no ha sido la de ofender a nadie, ni mucho menos, sino la de dar a conocer una realidad que no por aislada deja de existir. Nosotros no queremos engañar a nadie, sabemos que no reflejamos el día a día de la generalidad de las personas presas (así lo indicamos en el making off en el que estamos trabajando) pero, a su vez, sabemos también que recogemos la de aquellas personas que necesitan atención de la forma más urgente. Presos dispersados, aislados, clasificados en FIES…: necesitan que se hable de ellos.

Por suerte (y por desgracia también, según se mire) la tortura física y el régimen de aislamiento son excepcionales con respecto a la modalidad ordinaria en la que suelen ejecutarse las penas privativas de libertad, pero no por ello debe dárseles menor importancia. Es muy grave que en un Estado que se dice democrático, social y de derecho se den estas situaciones anacrónicas, inhumanas e indignas. Mientras tanto, el Tribunal de Estrasburgo y el Consejo de Europa nos van sacando los colores; que es lo de menos, pero que ahí está. Es lo de menos porque lo de más es siempre el sufrimiento de la familia que le pone la piel a esos informes y a esas sentencias, pero no es un secreto que en las cárceles españolas se tortura. Ahí está el exsubdirector médico de Quatre Camins y sus secuaces, entre muchas otras condenas que han visto la luz; y las que no han podido llegar a hacerlo porque las pruebas, al haber sido obtenidas con objetos prohibidos en los centros, han sido declaradas nulas de pleno derecho. En ese orden de ideas, y desde un ánimo conciliador más que ofensivo, tampoco es secreto que parte del cuerpo al que perteneces es cómplice de los continuos trapicheos del intramuros. Tampoco será la regla general (quiero pensar), pero a poco que suceda, ¡ya sabes! Por un perro que maté, mataperros me llamaron. La implicación de algunos funcionarios en la compra-venta de elementos prohibidos es algo harto conocido por las personas de dentro, las familias de fuera y los jueces de vigilancia penitenciaria, por lo que en este sentido no creo descubrirte nada nuevo. “Don Luis me ha traído una botella de Whisky y una hamburguesa de McDonalds para celebrar el año nuevo”, va y me dice.

A estas alturas de la película no es sorpresa que el estar en una situación de poder acaba corrompiendo a las personas. Por suerte no caen todas, ni mucho menos, pero por desgracia todas conviven con ese riesgo y a sabiendas de que, si buscan la tentación, la encontrarán. Supongo que es un problema sin acusaciones, de mera naturaleza humana o qué sé yo, de lo miserable que volvemos a ser. Ahí están las brigadas anti-droga de la policía y sus recurrentes condenados, que poco tienen que ver con la cárcel pero que ejemplifican a la perfección lo que vengo diciendo. Aun así, en el medio penitenciario tenemos a la médico de Aranjuez y a los mafiosos del corazón de cerdo en Mallorca, entre un sinfín de casos más. No entro ya a valorar los incontables chantajes y abusos de poder que, sin ser constitutivos de delito, son tanto o más perjudiciales para las personas de dentro como pudieran llegar a serlo los penados jurídicamente. Mismamente Alcalá-Meco tiene antecedentes de funcionarios condenados por abusos sexuales, por lo que el catálogo de irregularidades es, por desgracia, tan variado como abundante. Refiero casos concretos porque realmente existen; porque no es hablar por hablar; porque puedes buscarlos y porque encontrarás mil más si indagas al respecto. El patrón se repite. Una y otra vez. El abuso de poder y de autoridad es una constante legitimada y promovida por la propia estructura del sistema penitenciario, por lo que la raíz del problema es difícil de atajar sin hallar una alternativa a las prisiones; sin abolirlas. Una y otra vez, aunque no sea mayoría; una y otra vez, hay que denunciarlo.

No queremos ofender a quienes de verdad puedan preocuparse por el porvenir de esas personas, claro que no, ojalá hubiera muchas más, pero tratar de contribuir a sus segundas oportunidades sin poner de manifiesto tales realidades es una contradicción en sí misma. No hay más ciego que el que no quiere ver: hay que depurar el sistema; a sabiendas de que es algo del todo imposible. No erró demasiado el profesor Zimbardo al extraer las conclusiones de su experimento en la cárcel ficticia de Stanford: cuando las personas se someten a una ideología legitimadora contando con apoyo institucional, la personalidad individual desaparece en pro de la conducta autoritaria que se espera de ellas. Parece que el patrón se repite en todos y cada uno de los cuerpos con funciones atribuidas en materia de seguridad, ¡vaya suerte la nuestra!

Mientras haya autoridad, habrá abuso de poder y, por desgracia, no es difícil anticipar quién lo pagará. Serán las mismas personas de siempre: las más indefensas o con menos recursos; las más vulnerables; las más próximas al riesgo de exclusión social; las que ya han sido excluidas. La verdad es que en su conjunto, el sistema es un despropósito.

El espacio elegido para el rodaje, al que también hacías mención, es la antigua cárcel de Segovia. Se hace llamar antigua porque en el año 2000 la ciudad inauguró el centro penitenciario que hay abierto en la actualidad, pero en realidad la anterior estuvo operativa hasta el año 2002, por lo que ni es tan antigua, ni es una recreación que nosotros hayamos llevado a cabo. Las historias que cuentan sus paredes no son tan lejanas en el tiempo, por mucho que diste de la fría infraestructura macrocarcelaria a la que nos hemos venido acostumbrando. De hecho, el fin de semana pasado tuve la oportunidad de ver el vídeo con varias personas que siguen viviendo dentro y, para mi sorpresa y decepción, una de ellas no hacía más que decir lo mucho que ese sitio le recordaba a la Modelo de Barcelona y a Jerez de la Frontera (dispersión aparte, claro).

Francamente, yo creo que hemos hecho un buen trabajo. El mensaje no es que nosotros podamos acabar con la tortura a golpe de carta, claro que no, ojalá pudiéramos; pero sí que podemos no perder de vista lo mucho que nos necesitan. Eso es lo que queríamos dar a entender y, creo yo, eso es lo que se está entendiendo. Por suerte son muchas las personas que ya se han animado a escribir y, por suerte también, muchos son los espacios que se han ofrecido a acogernos para poder organizar debates y proyecciones públicas. Todo en conjunto viene a reafirmar que, efectivamente, las cárceles necesitan visibilidad. La gente lo pide a gritos: las familias se ven desesperadas y desbordadas por la impotencia; las personas de dentro ansían que se hable de ellas, que se las escuche, que se preste atención a sus problemas, que no dejemos que esas paredes se cobren ni una sola vida más. No podemos dejar que esas paredes sigan cargándose a nuestra gente; a nuestros padres y madres, a nuestros hijos e hijas, a nuestros hermanos y hermanas, a nuestros seres queridos.

Aun así, de haber optado por reflejar el día a día de quienes viven sin altercados en segundo grado, créeme, el sobrecogimiento no hubiera sido menor, sino distinto. Después de implicarme hasta el punto de acoger en mi casa a quienes no tenían dónde ir (con la imprudencia ciega, lo reconozco, de haber dado acogida a personas que ni siquiera conocía previamente…); después de compartir comidas y cenas con un sinfín de familias agradecidas por la atención dada a sus respectivos hijos; después de compartir centenares de cartas con las personas de dentro; después de haberme encerrado durante días con personas que han desarrollado un trastorno agorafóbico a raíz de su estancia en prisión; después de haberme convertido en el paño de lágrimas de tantas y tantas almas desorientadas; después de haber recorrido miles y miles de km (sin exagerar, miles) para compartir unas escasas horas de libertad… llego a la conclusión irrefutable de que no solo duelen los golpes.

Duele la soledad, el desarraigo, el olvido. Duele ver cómo se enganchan a la metadona personas que, sin antecedentes de consumo alguno, se abocan a ella por estar bien visto en las Juntas de Tratamiento (así las llaman). Duele ver cómo una y otra vez son chantajeados con los permisos, las progresiones de grado y las celdas de aislamiento. Duele saber que hasta que no se descubra quién mete la droga en el módulo, el pronunciamiento de la Junta será desfavorable. Duele saber que se ganan unos míseros días de libertad a costa de pisotear la de sus compañeros. Duele saber que hay registros, que hay cacheos, que hay amenazas. Duele saber que cada una de las cosas que haga quien esté en el punto de mira, puede suponerle un parte, una sanción, la retirada de los permisos, la incomunicación. Duele saber que muchos de ellos están manteniendo relaciones amorosas con quienes les custodian; que eso les perjudicará, que les traerá problemas. Duele saber que no reciben las cartas, que son interceptadas, intervenidas, perdidas. Duele saber que viven en unas condiciones máximas de sometimiento, que la autonomía de su voluntad está completamente anulada, que viven sin el amor y el cariño que tanto bien les haría. Duele saber que el sábado ese niño volverá a colgarse llorando de los barrotes que conducen a las salas del vis, que de nuevo volverá a gritar que quiere abrazar a su padre, que de nuevo volveré a ver como él, que acaba de despertar a su propia conciencia, está pagando la cárcel con su padre; que de nuevo volverá a salir con la frustración del cristal, del no beso, del no abrazo, de la pasarela en llantos. Duele saber que, de nuevo, somos una especie miserable, por no hablar de lo que duele rodearse de todas esas familias que, haciendo sacrificios inhumanos, semana tras semana aparecen con las gafas de sol para ver a sus seres queridos. Duele saber que las llevarán haga el tiempo que haga, porque no hay forma humana de simular el dolor, de esconder los miedos, de acostumbrarse a esa rutina. Duele saber que la llamada se cortará automáticamente a los 5 minutos; que puede que mañana no llame; que puede que le haya pasado algo. Duele saber que trabajan 8 horas por 12 míseros euros al día; que son mano de obra barata; que las empresas se lucran cobrándose su dignidad. Duele saber que no estamos construyendo futuro, que estamos destruyéndolo; que hay quienes perderán buena parte de su vida para acabar siendo deportados. Duele saber que muy pocos tienen asistencia legal; que las familias no pueden permitírselo; que los de oficio no hacen todo cuánto podrían. Duele saber que las cicatrices que atraviesan sus brazos quedarán de por vida; que esa marca les recordará por y para siempre lo muy miserables que un día se sintieron; que no tuvieron motivos para seguir respirando. Duele saber que hay quien, en contra de su voluntad, aprovecha sus permisos de salida para meter a sus hijos en un avión que los llevará al otro lado del mundo; que hay quien presencia como los mismos son dados en adopción a miles y miles de km sin poder hacer nada por evitarlo; que hay quienes salen por 3 días y, pese a la prohibición de abandonar el territorio de la Comunidad Autónoma, tienen que cruzar el país de punta a punta para ir a firmar donde el juez le pide. Duele que las cundas se sucedan como métodos de represión sin tener que dar cuentas a nadie; que se aísle y se disperse a quienes deciden no someterse a la hoja de ruta que otras personas han diseñado para su vida y que las familias carezcan del derecho a conocer, del derecho a la verdad. Duele saber que hay quienes reciben pinchazos a la fuerza, medicación impuesta, letargo obligatorio. Duele saber que no estamos haciendo las cosas bien; que hay quienes no tienen donde caerse muertos; que nos los estamos cargando; que les estamos privando de un futuro mejor o simplemente de un futuro; de su familia, de sus ilusiones, de sus oportunidades; que dos de cada tres personas cumpliendo condena volverán a entrar en prisión. Duele saber que quieren hacernos creer que ésa es la manera de ayudarles y que, de hecho, lo consiguen; duele que en la calle las cárceles sean hoteles, que sean sitios en los que debamos dejar que la gente se pudra, que cada vez queramos recurrir a ellas más y más, que esas personas se den por perdidas, por irrecuperables, por indeseables. Duele que hayamos instaurado formalmente la cadena perpetua, si bien en la práctica nunca ha dejado de existir. Eso es lo que duele, que seamos lo suficientemente ignorantes como para poder creer que el tratamiento de esas personas pasa por su desarraigo social y no por colmarles de amor y cariño.

Es muy triste alegrarse de que, estando al teléfono, un funcionario te pregunte por su nombre y no por su número. “Hay esperanza”, te hace creer. Luego te ves escribiendo cartas con un remite que no es el tuyo para que no te intervengan la correspondencia y vuelves a caer en la cuenta de lo negro que está el asunto. Es ridículo. No encuentro otra palabra para describirlo más que ésa. Sencillamente es ridículo tener que proveerse de varias identidades para poder dedicarle unas líneas de aliento a quien las necesita. El problema está en que si escribes a varias prisiones del territorio nacional y, más aún, a personas que tienen contacto entre sí, por no mentar a quienes están clasificados como FIES, van a sospechar de ti. ¡Cuántas cartas me habrán devuelto con el sello de “no consta”! ¿No consta? La impunidad está servida. ¿Y qué podemos hacer contra eso? Nada: enviarla una y otra vez con distintos nombres hasta que la reciban. Persistir, insistir, resistir. Hacer que persistan, que insistan, que resistan. No nos queda otra, supongo. Si vieras cómo me llegan algunas de sus cartas, se te caería el alma al suelo. Mi madre me las reenvía al extranjero desde hace un par de meses y, sin ni siquiera abrirlas, se ha dado cuenta ya de la manera en que las cierran para averiguar si se las abren. “Pobrecitos”, me dice: no ha tardado demasiado en darse cuenta de lo mucho que necesitan que les escribamos y, de hecho, ya ha empezado a hacerlo. Tonterías como ésa denotan situaciones que no deberían de darse: ¿por qué está mal visto que una persona pueda escribir a varias cárceles? ¿por qué está mal visto que una persona pueda comunicar con varias personas a la vez? La institución sospecha de quien se compromete con la causa. “Son los que meten la droga”, deben de pensar. Menuda estupidez.

Tengo la sensación de no estar esforzándome ni lo más mínimo por abreviar en respuesta pero, de todo corazón, no encuentro buenos motivos para ello. Por respeto a cada una de las lágrimas que han emborronado las cartas que recibo; a cada uno de los abrazos que la institución me ha privado de darles; a cada una de las familias que se sacrifica lo indecible para una ridícula comunicación de 40min a través de un sucio cristal; a cada una de esas cicatrices; a cada una de las enfermedades contraídas en el intramuros; a cada una de las emociones, ilusiones y esperanzas que la cárcel les ha arrebatado… no encuentro motivos para abreviar.

Y si realmente te apetece corroborar mi perspectiva con las personas que han sufrido en carnes tales realidades, te aseguro que las mismas estarán encantadas de compartir su experiencia personal contigo. Algunas de ellas las encontrarás todavía en prisión, como Javier Guerrero “Gaviota” (con una huelga de hambre a sus espaldas de más de 4 meses y con una enfermedad degenerativa que se desencadena tras un episodio sobreseído de torturas en la cárcel de Zuera), Gabriel Pombo da Silva (que lleva preso desde los años 80), José Antúnez Becerra (en idéntica situación de cadena perpetua encubierta), Noelia Cotelo (que imagino conocerás…), etc. Los hay también que siguen cumpliendo condena en libertad condicional, como es el caso de Ávila Navas, condenado desde los 80 y hasta los treinta y pico, ahora también a la silla de ruedas; o personas que, por suerte o por proceso, ya han cumplido la total, como es el caso Amadeu Casellas o de tantos y tantos expresos de la COPEL (o de la no COPEL). Cualquiera de esas personas podrá ponerte la piel de gallina con la historia que les ha tocado vivir, te lo garantizo. Lamentablemente, faltan muchas otras personas que se fueron demasiado pronto pero, incluso en este sentido, los no presentes también nos aleccionan sobre la realidad de las cárceles españolas. Adjunto te envío el testimonio de Xosé Tarrío que, por desgracia, salió en 2005 con los pies por delante y que, a día de hoy, es todo un referente en la lucha anticarcelaria.

Demasiado les debemos porque demasiado les hemos quitado.

Nos toca seguir escribiéndoles. Nos toca devolverles la confianza que la cárcel les ha arrebatado: la confianza propia, la confianza social, la confianza en su futuro. Nos toca hacerles sentir que no sobran, que no son deshechos sociales, que aquí fuera se les espera con los brazos abiertos, que aquí fuera se les quiere como no se les ha querido dentro, que no volverán a entrar. Que serán capaces de ello. Que no estarán solos. Que nunca estarán solos.

Pese a ello, a Dolores nada ni nadie le devolverá su hijo.

Un abrazo,

L.

7 comentarios

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  • Uno más

    Uno más

    más de 8 años

    Los carceleros no merecen ni que nos tomemos la molestia de responder a sus putos lloriqueos. Cada vez que sale algo delatando en qué consiste realmente su execrable trabajo de custodios de almas humanas enjauladas por la hipocresía de esta sociedad, siempre sale algún "funcionario de prisiones" (CARCELERO TORTURADOR) a lloriquear y a hacerse la víctima, y a dejar claro que "no todos somos así" o peor, a acusar de mentiras y seguir negando lo evidente.

    Carceleros. Torturadores. Mercenarios. Asesinos. Cobardes. Tenéis nombre y dirección, y fuera del talego sabemos que se os caen los anillos, que como el pelo de Sansón no sois nadie sin uniformes y sin la triste cobertura de la institución penitenciaria. Tened cuidado de que no os cojamos por banda, o pagaréis muy caro todo ese odio que creáis en las celdas cuando creéis que nadie os ve, cuando creéis que todo quedará silenciado.

    Gran respuesta igualmente compañeros. Un fuerte abrazo.

  • Uno más

    Uno más

    más de 8 años

    Los carceleros no merecen ni que nos tomemos la molestia de responder a sus putos lloriqueos. Cada vez que sale algo delatando en qué consiste realmente su execrable trabajo de custodios de almas humanas enjauladas por la hipocresía de esta sociedad, siempre sale algún "funcionario de prisiones" (CARCELERO TORTURADOR) a lloriquear y a hacerse la víctima, y a dejar claro que "no todos somos así" o peor, a acusar de mentiras y seguir negando lo evidente.

    Carceleros. Torturadores. Mercenarios. Asesinos. Cobardes. Tenéis nombre y dirección, y fuera del talego sabemos que se os caen los anillos, que como el pelo de Sansón no sois nadie sin uniformes y sin la triste cobertura de la institución penitenciaria. Tened cuidado de que no os cojamos por banda, o pagaréis muy caro todo ese odio que creáis en las celdas cuando creéis que nadie os ve, cuando creéis que todo quedará silenciado.

    Gran respuesta igualmente compañeros. Un fuerte abrazo.

  • abordaxe

    abordaxe

    más de 8 años

    Traducimos ao galego e publicamos:

    https://abordaxe.wordpress.com/2015/10/29/desde-a-cela-en-resposta-a-unha-carcereira/

    E aplaudimos: plas, plas, plas,...

  • DANIEL

    DANIEL

    más de 8 años

    Muy buena la respuesta "desde el corazon" de quien conoce "desde el otro lado del muro" (pero con el cordon umbilical de la solidaridad), lo que sucede en el cruel inframundo de las carceles del estado español: son muchisimas las muertes sucedidas, son muchisimas las denuncias de torturas y palizas sufridas por lxs presxs, son muchisimas ya las denuncias de abandono sanitario en un aberrante panorama de miles de presxs sedadxs con psicofarmacos o con metadona, de miles de prexs afectadxs por Hepatitis sin derecho a tratamiento....en un panorama carcelario que funciona solo por el chantaje de los premios (subida de grado, cambio de modulo, comunicaciones vis a vis, acceso a la libertad condicional...), QUE DEJA MUY INOCENTE EL BRUTAL CONDUCTISMO DE LAS CARCELES DE LA DICTADURA Y TRANSICION.

    Solo desde el Corporativismo de lxs carcelerxs, desde la defensa ciega del puesto de trabajo, de la Institucion ( hipocrita lenguaje el que se usa en el mundo de las carceles...), se puede defender la labor que hacen con lxs presxs.

    Conozco muy bien las carceles , la psicologia de lxs presxs y de lxs carcelerxs para poder afirmar que si al principio pùeden entrar funcionarios vocacionales con buena voluntad....en cuanto pasan los primeros años, si no se quiere ver la crueldad de la prision, el sufrimiento que ocasiona, la destruccion y miseria que provoca su existencia....su evolucion pasa claramente en convertirse en CARCELERO.

    Muy emotiva y fundamentada la respuesta : toda mi gratitud por su sensibilidad, por su fuerza, por contribuir a dar la VISIBILIDAD NECESARIA DE LA CRUEL REALIDAD DE LAS CARCELES EN ESPAÑA.

    SALUD ¡¡

  • Eliana Villanueva

    Eliana Villanueva

    más de 8 años

    Fuerte y muy acertado todo ....así también se repite en Chile ...y estoy segura de que las cárceles no son una solución ...la solución esta en la educación , en las posibilidades de buenos trabajos, en el amor, la solidaridad, la comprensión....

  • Vanesa

    Vanesa

    más de 8 años

    Es maravilloso lo que habeis hecho.

    Gracias!!!!!

  • Carlos Roman

    Carlos Roman

    más de 8 años

    Salud compañer@s:

    Como persona que ha participado en el rodaje de este corto reivindicativo e informativo para el resto de ciudadanos me gustaría saber, aunque sea por privado (sin ánimo de nada) el nombre de la funcionaria para poderla contestar con el mayor de los respetos.

    Y puesto que ella se ha decidido a criticar creo que lo MÁS HONESTO es dar la cara, dar su nombre, NOSOTR@S NO NOS ESCONDEMOS.

    Un saludo.

    Carlos. Ourense.

#08 / En respuesta a una funcionaria de prisiones...

Recibimos el e-mail de una funcionaria de prisiones que no cree que el nuestro sea un compromiso serio y responsable; que no comparte el mensaje; que no está de acuerdo con él.

Ésta ha sido la respuesta:

La verdad es que llevo varios días queriendo sentarme a escribirte, pero por suerte o por azar no he podido hacerlo hasta ahora. Si me paro a pensarlo puede que buscara excusas para no tener que hacerlo, para retrasar el momento o qué sé yo, para evitar tener que recordar lo miserable que somos como especie. Agradezco mucho que me enviaras tus valoraciones y, si te soy sincera, las esperaba con impaciencia. Las he leído varias veces para saber cómo o por dónde empezar a escribir y, sin tenerlo muy claro todavía, he tomado la decisión de escribirte de todo corazón, sin más. Olvidándome de las consideraciones jurídicas o sistemáticas, me he decidido por las meramente humanas que, por desgracia, a su vez, suelen ser también las más olvidadas.

Esta semana leer más

#07 / Y se hizo realidad...!!

No podríamos haber sacado adelante este proyecto de no ser por todas esas personas que se han volcado incondicionalmente en lo que creíamos, en lo que hacíamos y en lo que queríamos hacer.

Ojalá sirva para sensibilizar a muchas otras más personas; ojalá se animen a escribir cantidades ingentes de individuos; ojalá que podamos haber contribuido a que haya un poquito menos de soledad entre los muros...

Hoy, después de más de seis meses de intenso trabajo, éste es el resultado.

Espero que os guste y que os animéis a compartirlo y difundirlo.

De todo corazón, GRACIAS.

https://www.youtube.com/watch?v=6SFgDBfKpto

#05 / "Desde la celda" en números

Mientras seguimos a la espera de poder compartir el resultado final con el resto del mundo, queremos seguir dando a conocer la manera en que este proyecto se ha ido desarrollando.

Hoy, para todas aquellas personas que se pregunten cómo o en qué hemos invertido el dinero recaudado para el proyecto, queremos hacer públicos los números de "Desde la celda" al céntimo.

Ante todo queremos que este proyecto colectivo, fruto de vuestra confianza y vuestro apoyo incondicional, sea transparente -pese a lo muy contaminado que pueda estar ya el término- y accesible a todas las personas que alguna vez se interesaron por él, así que si alguien tiene especial interés en recibirlo en pdf o en plantear cualquier duda o sugerencia... aquí estamos!! Espero que la imagen pueda verse con claridad ya que no he podido subir el archivo original. Sobra decir que en todo momento hemos… leer más

#04 / ¡¡Lo hemos conseguido!!

Como sabéis, el pasado día 1 de agosto llevamos a cabo el rodaje de "Desde la celda" en la antigua cárcel de Segovia y, a modo de adelanto, puedo anticiparos que la satisfacción del equipo con respecto al trabajo realizado es máxima. :)

Fue toda una experiencia poder trabajar en ese entorno y con ese equipo, así que, una vez más, GRACIAS a todas las personas que lo han hecho posible. Sin duda alguna, todas y cada una de ellas vale su peso en oro y, personalmente, espero que el tiempo nos vuelva a brindar la oportunidad de trabajar juntos por la causa: ha sido todo un placer y no me cabe la menor duda de que volvería a serlo, una y otra vez, hasta que desaparezcan las cárceles. Sobra decir que no podríamos haber llegado hasta aquí de no ser por el granito de arena que han puesto todas y cada una de las personas que han confiado en nosotros sin ni siquiera conocernos, así que a todas esas personas, nuestro más sincero agradecimiento también.

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#02 / Identidades

Todas las personas privadas de libertad responden a un nombre que a veces se olvida por la cosificación que ejerce la institución. Sin demasiado esfuerzo se acaban convirtiendo en un número, en una cifra más, en un dato estadístico, pero lo cierto es que todos y cada uno de ellos, todas y cada una de ellas, proviene de sus propias circunstancias.

No son un número. No son una tasa de criminalidad, de reincidencia, de tipología delictiva. No son un experimento social. No son partidas presupuestarias. No son conclusiones de estudios sociológicos, jurídicos o criminológicos. Son personas con nombre y apellido, con familia, con entorno, con suerte o sin ella, pero personas.

A veces se condiciona su sensibilidad o emocionalidad al apellido que se le ponga, pero lo cierto es que todas las personas privadas de libertad son objeto de un sistema represivo e interesado, poco… leer más

#01 / De la importancia de las cartas

Pocas personas son capaces de imaginar lo mucho que dan de sí las palabras cuando se trata de devolverles la esperanza a quienes viven sin libertad.

La impotencia frente a las cárceles se combate con los sobres y los sellos, con el no abandono, con el apoyo constante y continuo hacia quienes viven dentro. Uno desde fuera pudiera llegar a creer que tan insignificante acto no trasciende en la vida del interno al que se destinan las palabras, pero la experiencia de quien alguna vez ha intercambiado correspondencia a través de los muros basta para desmentir esa sensación.

Las cartas ocupan tiempo, trasladan la mente, dibujan ilusiones, diseñan esperanzas. Las cartas se leen una y otra vez, hasta que casi son aprendidas de memoria por las personas internas. Las cartas son el triunfo de la persona frente a la institución; son la no cosificación, la resistencia, la libertad. Son sensación, emoción, vida.

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